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Opel Grandland GSe

Opel Grandland GSe
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Eficiente y potente motorización híbrido enchufable y tracción a las 4 ruedas

Por Mariano García Viana
jueves 21 de marzo de 2024, 23:38h
El Grandland X PHEV fue el primer modelo eléctrico enchufable de la marca, que hace unos meses fue retocado con una acertada serie de modificaciones y así convertirse en GSe, con la misma potencia, pero con un aspecto más deportivo.

De esta forma, el Grandland GSe, se convierte en el buque insignia de los híbridos de Opel y cualidades tiene para ello, no lo solo por ese alto rendimiento que hemos insinuado, sino también por su amplio equipamiento, su confortable interior y su eficacia rutera, como veremos más adelante.

El GSe dispone de un motor de combustión y dos motores eléctricos, que le permiten disponer de la tracción integral. El motor de gasolina es un 1.598 c.c., cuyo rendimiento es de 200 CV a 6.000 r.p.m. y un par de 300 Nm a 3.000 r.p.m. Un moderno motor todo de aluminio, con lo último en tecnología, turbo de geometría variable, intercooler, inyección directa, 2 árboles de levas en culata…..Su funcionamiento es realmente silencioso y equilibrado, pues cuando “le toca funcionar” apenas si se deja oir, solo se nota su empuje y una agradable aceleración inmediata, cuando se pasa de una utilización 100% eléctrica a una combinada con el motor de combustión también.

En cuanto a la motricidad eléctrica, como decimos, se cuenta con dos motores, uno delantero en posición transversal, como el de combustión, cuyo rendimiento es de 110 CV y su par de 320 Nm y otro trasero, también transversal, para completar la tracción integral, con una potencia de 113 CV y un par de 166 Nm. Como ambos motores dan tracción a cada uno de sus ejes respectivamente, junto al de combustión en la parte delantera, no existe ninguna unión entre ambos ejes, con lo que se evita el pesado árbol de transmisión. Los dos motores eléctricos son “alimentados” por una batería de iones de litio, situada bajo el asiento trasero, contando con una capacidad de 14,6 kWh. Acompañando al equipo motriz, se encuentra una caja de cambios automática de 8 velocidades, cuyo funcionamiento es de lo más eficiente, en cualquiera de las situaciones motrices. Apenas se notan los cambios y las reducciones y el manejo manual, es fácil de utilización con las levas situadas tras el volante.

El tiempo de carga depende del tipo de cargador utilizado. En corriente alterna su máxima potencia es de 7,4 kW, en cuyo caso, en cargar desde 0 al 100%, se tarde unas dos horas, en un enchufe doméstico de 3,2k kW el tiempo estimado sería de unas 5 horas y media. La batería también se carga durante la conducción, a través de las frenadas o retenciones, pero de forma bastante más leve que en un vehículo autorrecargable, incluso aunque utilicemos la posición B en la palanca selectora del cambio, en la que las retenciones son mucho más acusadas y permiten en el tráfico urbano no pisar el pedal del freno, sino simplemente modular la presión sobre el acelerador, ya que cuando se levanta el pie de este el coche prácticamente se frena si la velocidad no es muy alta. Una de las ventajas de los híbridos enchufables, es su autonomía en modo eléctrico, lo que le permite lucir el ridículo adhesivo 0 de la DGT. En este caso oficialmente son 63 kilómetro los que se pueden hacer con los motores eléctricos, aunque en la prueba en una conducción normal apenas hemos superado los 50 km, que tampoco está nada mal.

El Grandland GSe, dispone de 4 modos de conducción, aunque por defecto, al ponerse en marcha, y siempre que la batería tenga carga, el avance es eléctrico. El conductor puede elegir, mediante una tecla situada en la consola central, entre el modo eléctrico total, en el que los motores eléctricos con 0 emisiones, mueven el coche, modo Hybrid en el que el sistema gestiona los motores de forma automática, siempre que haya carga en la batería, alternando los eléctricos con el de combustión según las exigencias de la manera de conducción. El modo Sport utiliza los tres motores, prevaleciendo sobre todo el de gasolina y aprovecha la máxima potencia del coche, como es lógico el consumo se eleva, aunque nunca de forma exagerada. El modo 4WD, adecuado para circular fuera de la carretera, conecta constantemente el motor eléctrico trasero, para ofrecer una tracción integral permanente. Además, como en muchos vehículos híbridos enchufables, hay una función adicional, e-SAVE, que se localiza en la pantalla multifunción, que permite conservar la carga de la batería para utilizarla posteriormente (por ejemplo, en ciudad en zonas de bajas emisiones).

Las prestaciones son realmente interesantes, la velocidad máxima se cifra en los 235 km/h, mientras que la aceleración de 0 a 100 km/h, es de sólo 6,1 segundos, o sea para quedarse pegado al respaldo del asiento, no en vano disponemos de una potencia total de 300 CV y un par de 520 Nm, casi nada.

El Grandland GSe tiene algunas modificaciones con respecto a la versión híbrido enchufable anterior. Unas son de origen técnico, como los ajustes específicos llevados a cabo en diversos elementos del chasis o los muelles más firmes y la introducción de amortiguadores Koni de frecuencia selectiva y otros estéticos como el difusor de aire posterior, el color negro del capó motor o la utilización de llantas de 19 pulgadas.

Ya que hablamos de la estética hagamos un repaso por ella. Como decimos el capó puede ser de color negro, como en el caso de la unidad de pruebas y como es ya habitual en los modelos de Opel, se incorpora el frontal Vizor que los caracteriza de forma agradable estéticamente y moderna. Lateralmente, es como se aprecia mejor el acertado diseño del coche. Unas sinuosas formas recorren la parte baja de las puertas, mientras que los protectores de plástico en gris oscuro, después de circundar los pasos de rueda, se ensanchan en la zona de las puertas y se prolongan por el paragolpes trasero formando parte de él. Otro original trazo en relieve une el intermitente lateral con los grupos ópticos traseros, pasando por encima de los tiradores de las puertas.

En la superficie acristalada destaca la tercera ventanilla que, aunque como es habitual es de menor tamaño, en lugar de subir descaradamente hacia arriba, es casi horizontal como las demás, pero con su parte posterior muy inclinada, dejando un ancho pilar C en el que se “juntan” los dos colores que generalmente lucen los Grandland, en el caso de la unidad de pruebas blanco para la carrocería y negro para el techo y capó. La parte posterior muestra una luneta un tanto estrecha, pero que permite una buena visión posterior, que esta coronada por un ancho alerón que contiene la tercera luz de freno. Los grupos ópticos, con tecnología led, quedan bastante altos y por lo tanto hay una gran superficie de chapa hasta el paragolpes, en cuya parte inferior, de color aluminio, se muestran unas falsas rectangulares salidas de escape.

El habitáculo resulta amplio y confortable en líneas generales. Incluidos los asientos que mezclan el tejido con la piel, aunque la banqueta resulta algo corta en los delanteros. El salpicadero es bastante sencillo, aunque ergonómico y funcional. Cuadro tradicional, con dos grandes relojes para cuentavueltas y velocímetro, y sobre ellos los indicadores de nivel de combustible y temperatura, mientras que separando los principales una pantalla refleja los datos del ordenador y el estado del vehículo. En el centro del sencillo salpicadero se incrusta la pantalla multifunción de fácil manejo, escoltada por las salidas de aire centrales. Bajo ella se sitúan los mandos de selección de funciones de la misma y más abajo, ya en la consola central los típicos botones auxiliares. La guantera tiene una buena capacidad y hay que destacar los numerosos huecos que se distribuyen por el habitáculo, incluido uno para la carga inalámbrica de móviles, bajo el apoya brazos central. Es de destacar lo luminoso en general que resulta el habitáculo al contar con un enorme techo panorámico.

Los asientos delanteros sujetan bien el cuerpo y el trasero puede cobijar perfectamente a tres personas, aunque lógicamente el central viajará algo más incómodo al tener en la espalda el reposabrazos escamoteable. El maletero tiene una buena capacidad de 390 litros, menos que las versiones de solo motor térmico, que se puede ampliar hasta los 1.528 litros, si se abate por completo el respaldo trasero, que también, según las necesidades, se puede abatir 1/3 o 2/3. El espacio se puede dividir en dos por un tablero que deja bajo él un útil y discreto espacio, para dejar sobre todo los cables del cargador. La apertura del portón es de accionamiento eléctrico y se puede abrir pasando el pie por debajo del paragolpes.

El Grandland X Hybrid4 se puede decir que es un vehículo bien equipado, tanto en sistemas de ayuda a la conducción, como en los de seguridad e infoentretenimiento. Entre los primeros encontramos el de detección de peatones y frenado automático de emergencia, la alerta de somnolencia de conductor, el asistente avanzado de aparcamiento o la cámara de visión de 360º. También encontramos calefacción en los asientos delanteros, luces de curva, antinieblas….y un buen número de elementos más habituales en coche de este segmento. En lo que se refiere a los sistemas multimedia, está equipado con el sistema IntelliLink y el asistente personal de conectividad y servicio Opel OnStar, que ahora incluye nuevas posibilidades como la reserva de habitaciones de hotel y la búsqueda de aparcamiento.

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