Desde la pasada primavera esta consultora de gestión de patrimonio inmobiliario ha cerrado con éxito en Bizkaia más de media docena de operaciones de venta de la vivienda habitual con el alquiler garantizado, con ventajas y seguridad tanto para el vendedor, como para el comprador.
Estas operaciones benefician tanto a inquilinos (gente mayor con pocos recursos económicos) y sus familias, como a los inversores, que logran alquileres anuales cercanos al 5% del valor de la vivienda, muy por encima de otros productos de inversión existentes y de la inversión inmobiliaria tradicional.
Concretamente en Euskadi, la media de rentabilidad anual por alquiler alcanzaría el 3,9%, mientras que con la fórmula de Kategora Senior Finance se pueden alcanzar rentabilidades anuales brutas bastante superiores (incluso de más del 10%, según los casos).
En todas las operaciones realizadas el perfil es similar: matrimonios mayores o viudos/as que cuentan con una pequeña pensión y que desean mejorar su calidad de vida, pero que también quieren seguir viviendo en su casa de toda la vida, situada en el centro de la ciudad.
La principal ventaja de esta solución es el mantenimiento de su lugar de residencia de siempre, pero disponiendo a partir de ese momento de una alta liquidez. Esto les permitirá mejorar su propia calidad de vida y, además, garantiza el cobro de la renta.
Buena coyuntura y ventajas para el inversor
Los responsables de la consultora inmobiliaria Kategora consideran que en la actualidad nos encontramos ante una buena coyuntura para invertir en este tipo de operaciones. Los precios de la vivienda han entrado en una tendencia ascendente desde 2014.
Así, la variación interanual del índice de Precios de Vivienda (IPV) en el País Vasco es del 2,8% en el segundo trimestre de 2016, manteniendo el aumento del trimestre anterior. Esta tendencia alcista se acentúa en Bilbao donde el incremento acumulado del precio en 2016 es del 4,5% mientras que en el mismo periodo de 2015 era de 3,8%.
El modelo impulsado por Kategora ofrece condiciones ventajosas para el inversor. Así, además de la discreción en la operación, se evita los quebraderos de cabeza que supone la larga búsqueda (a través de costosas inmobiliarias) de inquilinos aceptables a sus intereses.
El inversor adquiere un activo estratégico (está situado en el centro de las ciudades) y con un riesgo muy bajo, ya que el inquilino es el antiguo propietario de la vivienda con lo que se presupone que la va a cuidar como si fuera suya y que va a intentar mantenerse en ella el mayor tiempo posible.
Asimismo, el inversor obtiene un retorno de la inversión desde el primer mes, con el cobro de un alquiler mensual por encima del valor de mercado (un 4,75% anual del precio de compraventa) y un contrato a largo plazo (a 25 años), en el que los 5 primeros están garantizados por un aval. Igualmente, el inversor está amparado bajo la Ley de Arrendamientos Urbanos, con contratos de compraventa y alquiler firmados ante notario y elevados a público.
Por último, el inversor obtiene una nueva vía de financiación a futuro, ya que a su vez podrá hipotecar la vivienda adquirida para obtener un nuevo préstamo, sin que ello afecte en modo alguno al arrendatario, cuyas condiciones de alquiler no varían.