Holbox, la isla de los flamencos rosas
La isla de Holbox es un paraíso para quienes busquen desconectar y apagar el móvil. A dos horas de Cancún nos espera una perla del Caribe repleta de biodiversidad. Entre sus especies marinas destacan el tiburón ballena o las tortugas marinas. Aquí los delfines nadan al lado de nuestra lancha y los flamencos presumen a escasos metros de su envidiado plumaje. Para observarlos, merece la pena reservar un tour en barco con tres paradas obligatorias: Isla Pájaros, Isla Pasión y Cenote Yalahau, un manglar donde se puede pasar un agradable rato de baño. También podrás pescar, practicar snorkel o cocinar ceviche en un navío en medio del mar. En Holbox no hay asfalto ni tampoco circulan coches. Es muy difícil salir de allí sin amar la naturaleza.
Nuevo León, cascadas gigantes
Para los apasionados de las montañas, el estado de Nuevo León es su destino. Grandes cascadas de agua, rocas monumentales y cuevas de impacto son algunos de sus atractivos. En el Parque Nacional Cumbres de Monterrey se puede realizar un recorrido por el Cañón de Matacanesa través de una apasionante travesía que dura ocho horas y que recorre caídas de agua de hasta 27 metros de altura. Igual de bellos son los cañones del Salto y Laberinto, ubicados en Ciénega de González, en los cuales se puede descender en rapel. La guinda la pone el Cañón de Potrero Chico, que está considerado como uno de los 10 mejores destinos del mundo para escalar.Aunque si prefieres algo más relax, puedes acabar en la cascada Cola de Caballo, un lugar ideal para un día de campo o para realizar paseos en caballo.
San Luis Potosí, una tierra que inspira poesía
El Estado de San Luis Potosí presume de una exuberante biodiversidad. El territorio con más cascadas de México encierra una gran parte de la Huasteca Potosina, que se extiende desde la Sierra Madre Oriental hasta las cercanías con el Golfo de México. Fuera de los itinerarios más convencionales, merece la pena visitar el Jardín Escultórico Surrealista Edward James, conocido como “Las Pozas”. Una obra artístico-ecológica con más de 300.000 metros cuadrados lleno de a cascadas y piscinas naturales. Entre las principales construcciones destacan la escalera al cielo, la recámara con techo en forma de ballena y el cine, donde James proyectaba películas. Allí se encuentra Aquismón, un precioso pueblo con la mitad de su población indígena, que es famoso también por el Sótano de las golondrinas. Esta cueva es un refugio natural de aves y tiene una dimensión de tres campos de fútbol.
Valle de Bravo, el santuario de la mariposa Monarca
Este municipio, localizado en el Estado de México, es un remanso de paz y ofrece la oportunidad de visitar la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Durante el invierno, los amantes de la naturaleza visitan la región para contemplar un espectáculo natural fascinante: la migración de la mariposa monarca de Canadá a México. Los científicos creen que sus patrones de vuelo son hereditarios, lo cual explicaría su capacidad de encontrar el camino de regreso a las áreas forestales cada año. Cerro Pellón es una de las áreas más nuevas de la reserva que está abierta al público y una de las menos visitadas. Hay un sitio para acampar.
Coahuila, 500 metros bajo tierra
Para otra experiencia sostenible, hay que visitar el Área Natural Protegida Sierra de Zapalinamé, en el estado de Coahuila. Una excursión al miradores casi obligada, ya que las vistas te dejarán sin respiración. Puedes observar el Cañón de San Lorenzo o ver volar guacamayas enanas, unas aves endémicas de la región. Si te acercas al Pueblo Mágico de Parras, anímate a descender 500 metros bajo tierra en el Fuque, un túnel subterráneo que recorre un río que nutre de agua sus verdes paisajes y los cultivos de nueces y uvas de la zona. Si aún buscas más emoción, puedes recorrer en un jeep el arroyo del Durazno, donde se han encontrado numerosos fósiles y osamentas de mamut.