Motor

Jaguar XF 2.0 D AWD R-Sport

El más elegante y con clase de su segmento, como no podía ser menos en un Jaguar

Mariano García Viana | Lunes 09 de enero de 2017
Avalado por un gran número de distinciones y premios, como el Volante de Oro o el de la Mejor berlina mediana y grande 2016, el Jaguar XF se conforma como uno de los mejores vehículos de su segmento, con una serie de cualidades que le diferencian de los demás, entre las que destaca su exclusividad y su innegable clase.

El XF es un coche de considerables dimensiones, pues casi llega a los 5 metros de largo y casi a 2 de ancho, aunque por su diseño parece más pequeño que la realidad. Su estructura tiene como base distintas aleaciones de aluminio, que en función de su actividad emplea más o menos resistencia y grosor. Las distintas piezas de aluminio están unidas entre sí con remaches y pegamento, mientras que otras están realizadas en acero al boro y otras de magnesio. Por su parte los paneles generales son de chapa de aluminio y acero. Es de destacar que el capó motor dispone de un dispositivo accionado por una carga pirotécnica que lo eleva 130 mm. de su parte posterior para minimizar los daños a un peatón en caso de atropello. El diseño del coche es estilizado y felino y desprende un innegable aroma deportivo como es habitual en la marca. El capó de generoso tamaño y con cuatro nervaduras, desciende en su parte delantera hacia la ya clásica parrilla negra de la marca de Jaguar y que adopta la mayoría de sus modelos actuales, dando ese aspecto único a su frontal, en el que además los felinos faros con tecnología led realzan el conjunto. Lateralmente se aprecia claramente su configuración de tres volúmenes y la fuerte inclinación del techo que prácticamente desde su mitad comienza su declinación, formando un arco hasta el inicio de la corta tapa de maletero, con lo que volvemos a encontrar un rasgo deportivo, el de un coupé. Por su parte la trasera, la más compacta, luce unos generosos y horizontales grupos ópticos, con iluminación de led que forman doble semicírculos en cada piloto. Una doble salida de escape en la parte más baja del paragolpes, en una zona negra que juega dar aspecto de difusor.

El interior del XF da en general un aspecto de calidad y de hecho salvo algunos detalles demasiado “plásticosos”, los elementos que se han empleado son suaves al tacto y encajan perfectamente unos con otros. Lo más llamativo del salpicadero es el propio cuadro de instrumentos y la visera de piel rematada con doble costura que cobija al cuadro y se prolonga hasta la puerta derecha. La instrumentación es realmente colorista y está dominada por el cuentavueltas y el velocímetro, estando separados ambos indicadores por una pantalla a color de 5” que expone de forma digital varias funciones y los indicadores de temperatura y de nivel de combustible. El color de la iluminación del fondo cambia de color blanco al rojo cuando se utiliza la función Dymanic que veremos más adelante. En el centro del salpicadero se sitúa la pantalla táctil multifunción de 8 pulgadas y bajo ella comienza el desarrollo de la ancha consola con los correspondientes mando del climatizador, otras teclas auxiliares y el botón de arranque. Siguiendo el recorrido hacia la horizontalidad, ya nos encontramos con el botón selector del cambio automático, otra serie de interruptores y huecos portaobjetos, hasta el apoyabrazos central con su correspondiente consola. El XF dispone del sistema de información proyectada en el parabrisas (head-up display), que usa tecnología láser, lo que según Jaguar mejora la lectura cuando el sol incide directamente en esa zona del parabrisas. Proyecta datos como la velocidad a la que se circula, la marcha engranada y las instrucciones del navegador, lo que resulta realmente cómodo.

Los asientos delanteros resultan cómodos y disponen de distintos reglajes eléctricos, calefacción individual y ventilación. El trasero puede acoger perfectamente a tres personas, dada la generosa anchura del coche y sus ocupantes pueden utilizar la regulación del climatizador independientemente de las plazas delanteras. Por su parte, el maletero tiene la suficiente capacidad (540 litros) para acoger sin problemas el equipaje de los 4 o 5 afortunados ocupantes ya que su conformación es muy homogénea. Como no podía ser menos, el XF es un coche muy equipado tanto en elementos de confort y multimedia, como en lo que se refiere a los de seguridad, pues no en vano ha conseguido las cinco estrellas en los test de EuroNCAP. Pocas cosas se pueden echar de menos una vez instalado en su confortable habitáculo y si así fuera se puede aumentar a un más el equipamiento con un buen número de paquetes opcionales, como es el caso de la unidad probada que incluía la suspensión adaptativa Adaptive Dinamics. Con esta suspensión, el conductor puede elegir entre dos grados de dureza de suspensión: Normal y Dynamic. La diferencia es pequeña y a no ser que el asfalto esté en muy mal estado, es difícil saber en qué modo circula el coche. En curva, se puede percibir que el balanceo de la carrocería con el modo Dynamic es ligeramente inferior, pero no tanto como para hacer que la dinámica del XF sea drásticamente diferente, pues en cualquier caso el XF se comporta de forma noble y permite una conducción deportiva y exigente.

Pero antes de entrar en otros elementos que influyen en el excelente comportamiento dinámico del coche, veamos la motorización con la que estaba equipada la unidad de pruebas. Se trata del nuevo motor diesel Ingenium de dos litros de cilindrada y 180 CV de potencia a 4.000 vueltas, mientras que el par se sitúa en 430 Nm entre 1.750 y 2.500 r.p.m., cifras más que respetables y que dejan intuir un funcionamiento muy eficaz como así hemos podido constatar a lo largo de la prueba. Si bien al realentí y en frío el motor se deja oir en demasía y desde luego no le “pega” nada a un coche de esta categoría y menos a un Jaguar siempre relacionado con el deporte del automóvil desde sus orígenes y en la fabricación de coches elegantes, tanto coupés como berlinas, pero con un innato carácter deportivo, lo cierto es que una vez en marcha apenas si se deja oir y sus reacciones son muy parecidas a las de un motor de gasolina, excepto quizás en las recuperaciones desde muy bajas vueltas, pero para evitar eso ya se encarga la no menos eficaz caja de cambios. La velocidad punta se sitúa en los 222 kms/h y la aceleración de 0 a 100 km/h en los 8,4 segundos, cifras muy de acorde con la concepción del coche. Pero en cambio, y de ahí la ventaja de utilizar un diesel, el consumo medio no es desde luego el de un deportivo, sino casi el de un utilitario, pues apenas llega a los 5 litros.

Acompañando a este eficiente y dinámico motor encontramos una caja automática de 8 velocidades, que hace su trabajo con discreción, subiendo y bajando de una marcha a otra con suavidad y buena rapidez. El conductor puede intervenir en el funcionamiento del cambio de tres formas. Una, utilizando el selector circular que al arrancar el coche “emerge” de la parte horizontal de la consola y mediante el cual se puede elegir la posición normal D, para una circulación más o menos habitual o la posición S en la cuál la transmisión hace que el motor gire a más revoluciones, utilizando para ello marchas más cortas. Dos, mediante el selector de modos de conducción llamado JaguarDrive Control que dispone de cuatro alternativas disponibles: Dynamic, Normal, Eco y Lluvia/ Hielo/ Nieve, con las que se modifican los parámetros de funcionamiento del cambio y también de otros elementos como la asistencia de la dirección, la respuesta del motor al acelerador, el funcionamiento del climatizador y la dureza de la suspensión. Por último, se pueden utilizar las levas que hay tras el volante, con las que se puede elegir manualmente la marcha. El cambio desconecta el modo manual y regresa al automático cuando pasan unos 10 segundos desde la última vez que se tocó una de las levas. Para conseguir que el modo manual esté permanentemente activo hay que colocar el selector del cambio en la posición S. Si el motor llega al máximo de revoluciones, un poco más de 4700 rpm, el cambio pasa a la siguiente marcha; excepto cuando está activado el modo Dynamic y el cambio está en posición S, que no sube de marcha hasta que el conductor dé la orden.

Pero no olvidemos que también el XF puede estar y de hecho la unidad de pruebas lo estaba, equipado con tracción integral AWD que funciona de forma automática. En conducción normal, todo el par del motor se envía al eje trasero. En comparación con otros sistemas de tracción integral permanente, éste conserva intactas la agilidad, la direccionalidad y las sensaciones propias de los modelos de propulsión trasera. El control sobre cuándo debe ser transferido el par al eje delantero, y cuánto, viene determinado por el sistema Intelligent Driveline Dynamics (IDD), una tecnología altamente sofisticada diseñada, desarrollada y calibrada por completo por los especialistas e ingenieros de Jaguar. El IDD calcula continuamente la fricción entre los neumáticos y la superficie de la carretera, así como la cantidad de agarre disponible en cada zona de contacto del neumático. El IDD a la caja de transferencia y también lo está con el sistema de Control Dinámico de Estabilidad (DSC) y detecta si el eje trasero se está acercando al límite de la adherencia disponible y asi pasar el par al eje delantero, al igual que en otras ocasiones se puede transferir para ayudar a mitigar el sobreviraje en las curvas rápidas.

Como se ve el XF no solo es un coche elegante, atractivo y con un comportamiento deportivo, es también un coche cargado de una tecnología que nos hará el viaje mucho más agradable y seguro.