Pero independientemente de sus prestaciones el Adam Rocks S, lo que mayormente proporciona es diversión. Ratonear con él es de lo más fácil, salir el primero en los semáforos sin aparente esfuerzo es “pan comido”, doblar curvas sin fin de forma sucesiva, es de lo más divertido, pues el coche va por donde queremos sin ningún extraño y sin hacer esfuerzos extras sobre el volante, ya que la dirección es muy directa y con un solo golpe se cambia de trayectoria. La caja de cambios manual es de 6 relaciones y estas están muy bien estudiadas para que puedan sacar, cada una de ellas, lo mejor del excelente motor.
Si el Adam “normal” ya tenía un comportamiento sano, que comportaba una gran facilidad para conducirle, el Rocks S y a pesar del aumento considerable de sus prestaciones supera todavía más a aquel, ya que los ingenieros de Opel han trabajado concienzudamente en el chasis. Se han revisado los muelles de las suspensiones, endureciéndoles considerablemente, lo que resta confort en zonas bacheadas, pero que hace que el Adam entre como una tabla en las curvas, a pesar de que se circule con suma rapidez. También se ha trabajado en el sistema de rueda tirada que monta el eje trasero, para evitar posibles deslizamientos de esa zona al ir muy rápido en zonas viradas, por el contrario se mantiene el sistema McPherson más barra de torsión del tren delantero que siempre se muestra muy seguro y eficaz. La dirección casi es como la de un kar, es decir superrápida y precisa gracias a su asistencia eléctrica. El Rocks, combina perfectamente, su concepción eminentemente urbana, por su tamaño y maniobrabilidad y su espíritu deportivo, gracias a las mencionadas elevadas prestaciones.
Y ya que mencionamos su concepción urbana, veamos cómo es este `pequeño “urbanita” capaz de “mojar la oreja” a muchos coches de superior categoría potencia y envergadura y en qué se diferencia de sus hermanos “menores”. De entrada digamos que su tamaño de 3,7 metros de longitud, le permite desenvolverse con envidiable agilidad en el tráfico agobiante de las grandes ciudades. Y dentro de ese maremagnun de coches, muchos de los cuales son también de pequeño tamaño, el Adam Rocks S destaca sobre manera, parece un deportista “metrosexual” entre un enjambre de personas a la salida del metro en hora punta y ello es debido al “traje” con el que se ha querido “vestir” a esta versión. La parrilla, presidida por el logo de Opel, parece colgar debajo de los faros y formando parte de para golpes, como una gran entrada de aire negra, a cada lado de la cual se sitúan los antiniebla, quizás en posición un tanto alta, pero que desde luego combina perfectamente con las formas de la mencionada calandra. Los faros algo más arriba y de formas irregulares, se prolongan por el corto capó. Por el contrario el parabrisas es de buenas dimensiones y en su parte superior se prologa ligeramente por el abombado techo que, en su parte trasera se corta bruscamente hacia la luneta. Ello es debido a que el corto tamaño del coche hace que las rudas trasera se sitúen en el extremo de la carrocería, para así aprovechar al máximo el espacio en el habitáculo. Pero señalemos que el mencionado techo es de lona y se recoge hacia atrás dejando una abertura más o menos parecida a la de un clásico techo solar, es desde luego agradable circular con el techo abierto y le da todavía más un toque de distinción.
La casi vertical trasera esta coronada por un espectacular alerón que deja entrever las posibilidades deportivas del coche. La luneta, ligeramente abombada en los extremos para prolongarse lateralmente, permite una buena visibilidad hacia atrás. Los grupos ópticos, con su forma lumínica de bumerang, emulan las luces de día de los faros, con lo que hace fácilmente reconocible al coche como un Opel. También imitando a la parte delantera y concretamente a los antiniebla, en los extremos del amplio y voluminoso parachoches se encuentran dos faros redondos, uno para el antiniebla y otro para la marca atrás. La salida del escape cromada de forma ovalada, más las llamativa llantas, de 17” de color negro. En conjunto, y como ya hemos dicho, un pequeño y agresivo modelo que respira juventud por los cuatro costados de su diseño.
El interior, como no podía ser menos, también tiene un aspecto netamente deportivo, sobre todos sus asientos tipo baquet, que sujetan perfectamente el cuerpo. Pero una gran cantidad de detalles significan el talante del coche, pues la S de la versión está presente en varios detalles, como en una banda de color que cruza la parte del salpicadero frente al copiloto o en el indicador del cuentavueltas. También toques de color dan un pequeño aire desenfadado al por lo general sobrio diseño alemán. También los indicadores rojos, así como los cromados que adornan las viseras individuales de los relojes, aportan a acrecentar el talante deportivo que tiene el Rocks S. Las grandes salidas de aire centrales, desplazan la pantalla multifunción a una posición demasiado baja para que resulte cómodo de ver sus datos de un simple vistazo. El habitáculo en general tiene un aspecto, como así es, de emplear materiales de buena calidad y los ajustes están igualmente a un alto nivel. Si los asientos delanteros ofrecen una comodidad y sujeción excelente, el trasero, solamente adecuado para dos personas, debido a las reducidas dimensiones del coche y siempre que estas no sean de grandes dimensiones y los asientos delanteros no estén muy desplazados hacia atrás. El maletero, como es de suponer tiene una capacidad muy limitada, de 170 litros, siempre que no se abate el asiento trasero, con lo que la capacidad aumenta hasta los 663 litros de capacidad. El equipamiento es completo y además a través de las opciones se puede completar aún más.