En principio, ni el taller está obligado a aceptar un precio más bajo ni la aseguradora está obligada a encargar el servicio a ese taller si no le interesan sus honorarios. Hay que aclarar que el reparador tiene total libertad para establecer los precios que considere por mano de obra, siempre y cuando los muestre al público de forma clara y precisa; la misma libertad que tiene el cliente o la aseguradora para llevar el coche al centro que más le convenga en función de estas tarifas.
De este modo, cuando el taller recibe un coche siniestrado y el perito realiza un presupuesto más bajo de lo habitual, es el propio reparador quien debe negociar con la aseguradora o con el propietario del vehículo y decidir si le interesa o no el trabajo.
Por ejemplo, hay pólizas que obligan al cliente a realizar la reparación en un taller concreto, por lo que en ese caso tendrán que tratar de llegar a un acuerdo, pudiendo ser que el propietario del vehículo pague al taller la parte del precio de la reparación que no paga la aseguradora . En cualquier caso, el taller no está obligado a realizar un trabajo a un precio más bajo de lo habitual, aunque se trate de un siniestro y lo encargue una aseguradora.