Según Eva Millet, el niño se ha convertido en “el Luis XIV de la familia”. "Los hijos han pasado a convertirse en el centro de la familia y, a menudo, alrededor suyo orbitan los progenitores, dispuestos a ejercer, con la mejor de sus intenciones, de superpadres".
La hiperpaternidad, es decir, la sobreprotección de los padres sobre sus hijos, se ha establecido como modelo educativo habitual en las sociedades más acomodadas. Es una crianza basada en una atención excesiva a los niños; “los hiperpadres resuelven sistemáticamente los problemas de sus hijos, el ejemplo perfecto, es el de los deberes”, señala Eva Millet.
Los hiperpadres justifican a ultranza a sus hijos; “el niño nunca se equivoca”. “Son papás guardaespaldas, hasta el punto de que ni educadores, ni entrenadores pueden decirles nada”. “No colaboran con el colegio; lo suyo es intromisión. Tratan de adaptar la escuela a su hijo perfecto”.
Otra característica que los define, según Eva Millet, es “la sobreexposición de los niños”, por ejemplo en las Redes Sociales. Este tipo de progenitores además “aman la precocidad y la hiperocupación”, y así “estamos creando niños con agendas de ministro”. Para Millet, los padres están abusando de las extraescolares. “Dejemos también que se aburran; del aburrimiento nace la creatividad”, añade.
¿Cuáles son las consecuencias de este modelo de crianza?: “Un estrés brutal, que afecta seriamente a la salud familiar”, alerta esta experta. Aunque ejercida con el mejor propósito, la hiperpaternidad está desatendiendo aspectos tan importantes en el desarrollo de los niños como la autonomía, la resistencia a la frustración, el esfuerzo y el tiempo libre. La infancia se está convirtiendo en una especie de campo de entrenamiento, con un constante ir y venir y agendas sin huecos para una de las actividades fundamentales en esa etapa de la vida: el juego. Esta sobreprotección está creando la generación de niños más frágiles y miedosos de la historia, según coinciden Eva Millet y Nuria Pérez.
¿Por qué sobreprotegemos a nuestros hijos? Entre otras casusas, Millet cita la incorporación de métodos del mundo laboral en la crianza -“hasta el punto de que incluso se habla de gestionar hijos”- y la presión a la que se sienten sometidos los padres. “Hay mucho nerviosismo para conseguir ese hijo perfecto que parece que la sociedad demande”. Además, asegura la periodista, nos lo ponen fácil porque hay una oferta muy amplia de todo tipo de formaciones para llegar a conseguir el soñado hijo perfecto.
La autora de Hiperpaternidad diferencia varios tipos de hiperpadres: Los padres helicóptero, que sobrevuelan las vidas de sus hijos -pequeños y no tan pequeños- pendientes no sólo de sus necesidades sino también de sus deseos. Están los padres apisonadora, que allanan el camino para que los hijos no tengan que enfrentarse a ningún obstáculo en la vida. Los padres guardaespaldas, que vigilan que nadie critique a su hijo. El tipo asistente personal, que le organiza la agenda, le hace los deberes y le lleva la mochila. “Y un modelo muy español, los padres bocadillo, siempre detrás del niño con el bocadillo en la mano”.
Afortunadamente, el panorama tiene solución. La receta se llama underparenting, o, en otras palabras, hacerles menos caso; una paternidad más relajada con espacio para que los niños jueguen y se aburran, para que se equivoquen y adquieran responsabilidades y autonomía. Disfrutar de ser padres, para que también ellos disfruten de ser hijos, es el primer paso para salir de la espiral de la hiperpaternidad.
“Educar es dejarles ir”, asegura Eva Millet. “Puedes empezar por un pequeño gesto tan sencillo como dejar que lleven su mochila. Continúa por dejarles que ayuden en casa y por no preguntarles todo”. En su opinión, “la familia no tiene que ser una dictadura pero tampoco una democracia asamblearia”.
¿Y el afecto?: “por supuesto”; pero también: límites. “Son una herramienta clave para educar bien”.
Tanto Eva como Nuria Pérez subrayan la importancia de educar en la valentía y en la autoconfianza, y no en el miedo.
¿Qué hay que hacer para que el niño se convierta en un líder de los que de verdad cambian el mundo? “El primer paso -según Nuria Pérez- es eliminar esa connotación negativa del liderazgo. En clase, por ejemplo, hoy no se puede distinguir al que destaca, y esto es un error. El liderazgo es bueno y necesario”.
Es una cuestión de decidir qué tipo de adultos necesitamos mañana, añade Nuria Pérez; “personas a las que les importe cambiar las cosas, no personas hiperpreparadas”. Anima a los padres a volver a educar a sus hijos con los valores de antes -“vamos a volver a ser felices, a jugar y a no hacer nada”- y a escuchar y valorar la individualidad de cada niño.
María José Bello, directora del Colegio CEU San Pablo Montepríncipe, moderó el coloquio. En su opinión, “no podemos enfocar la educación de nuestros hijos sólo para el éxito; tienen que aprender también de los fracasos; eso es aprendizaje para la vida. Desde los Colegios tenemos que preparar a nuestros alumnos y a sus familias a enfrentarse a una sociedad cambiante y llena de nuevos retos”.
Los EDUTalks son espacios de innovación educativa donde se plantean soluciones y reflexiones acerca de cuestiones concretas de la educación de los hijos. Forman parte de la identidad y proyecto educativo del colegio CEU San Pablo Montepríncipe. En esta iniciativa –en la que los asistentes colaboran activamente- participan profesionales de diferentes perfiles con trayectorias consolidadas y expertos en la materia.