El descubrimiento de la sordera de un hijo supone un gran impacto emocional al que además hay que añadir cambios en la organización familiar para incorporar nuevas actividades en las rutinas diarias: citas con especialistas hasta lograr un diagnóstico, búsqueda de profesionales para la adaptación protésica y tratamiento logopédico, más sesiones de evaluación, más citas con el audiólogo, las sesiones continuada de logopedia para atender las necesidades de un niño con problemas de audición.
En la mayor parte de los casos son las madres quienes asumen los cuidados, la asistencia a las sesiones de tratamiento y la estimulación diaria y continuada. Para ello, muchas de ellas se ven obligadas a abandonar o aparcar su carrera profesional para poder ofrecerle la dedicación que implican las terapias que su hijo requiere.
Por todo ello, La Asociación Oír es Clave, reclama más y mejores medidas de conciliación que permitan a estas madres, y también a los padres involucrados, compatibilizar el desarrollo de su profesión con el tratamiento y desarrollo que requiere un hijo con problemas de audición.
¿Y qué se puede hacer para cambiar esta situación?
La Asociación Oír es Clave y el colectivo de familias con las que trabaja propone medidas gubernamentales como: aumentar el tiempo de baja por maternidad a las madres y padres de hijos con discapacidad auditiva; reducir la jornada laboral que permita atender las necesidades específicas de atención a sus hijos; ofrecer flexibilidad en las jornadas laborales de ambos progenitores; aumentar los periodos de excedencia con reserva del puesto de trabajo o considerar como cotizado a la seguridad social el tiempo de excedencia por el cuidado de sus hijos.
De esta forma las mujeres trabajadoras y madres de niños con discapacidad auditiva podrían continuar con su vida profesional sin que repercuta en el desarrollo y educación de sus hijos.