La nueva tecnología, llamada Smartclocks, mejora la transmisión de datos porque sincroniza con precisión los relojes de los dispositivos de la red y permite la emisión eficiente y sin colisiones de los datos. Así, los aparatos que se utilizan en las ciudades inteligentes, como por ejemplo las alarmas instaladas en las casas, los contadores electrónicos de agua, los sensores en obras públicas, entre otros, pueden enviar los datos en tiempo real a la nube y minimizar la congestión que provocan en la red.
Smartclocks, impulsado por los investigadores Xavier Vilajosana (director del grupo), Borja Martínez, Ferran Adelantado y Pere Tuset, funciona muy bien en las redes LPWAN (Low-Power Wide-Area Networks) que se encuentran en diferentes tipos de industrias e infraestructuras. Estas redes, con menos capacidad de transmisión que otras ‒como la Wi-Fi–, pero con un largo alcance, tienen un ancho de banda limitado, y por lo tanto, más necesidad de optimizar al máximo el tránsito de datos.
Las redes LPWAN, según un informe de Beecham Research (2015), se presentan como las grandes aliadas para la internet de las cosas (IoT) y forman parte de la infraestructura 5G que acabará conectando la sociedad en los próximos años. El estudio sitúa la aplicación de estas redes en el 26 % de la conectividad total de la IoT en el año 2020, con cerca de 345 millones de conexiones.
El invento está en proceso de patentarse en la Oficina Europea de Patentes (OEP).