Economía

Entrevista a Vicente José García Gil, presidente de FIFED

Vicente José García Gil, presidente de FIFED.
Joaquín Ríus | Lunes 03 de abril de 2017

Vicente José García Gil es CEO en Dictum Abogados, presidente de FIFED, fundador del Observatorio de Ética en los Negocios y consejero académico en FIDE.
Es experto en derecho tecnológico y tiene amplia experiencia en el derecho de la la economía digital, financiación participativa o crowdfunding.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Alicante, ha participado en numerosos cursos, jornadas y conferencias sobre aspectos específicos relacionados con su desempeño en materia civil, mercantil y procesal.
Es profesor asociado del área de Derecho Mercantil y Procesal de la Universidad de Alicante desde 2001 y del Máster de experto en finanzas digitales y fintech de la Universidad CEU San Pablo. Ponente en el Congreso del Instituto Iberoamericano de Derecho y Finanzas.

Nos habla en esta entrevista de la joven Fundación para la Innovación Financiera y la Economía Digital (FIFED), que preside.



¿Cómo surge y se organiza FIFED?

FIFED nace teniendo como socio fundador a Dictum Abogados, una firma jurídica que tiene un sesgo diferencial al aunar la investigación académica y el ejercicio profesional.

Esta metodología propia de conjugar la investigación y la excelencia académica con el desempeño profesional, que es propia de Dictum, nos llevó, a través de una serie de intervenciones profesionales, a plantear dentro de nuestras líneas de investigación cómo estaba impactando en el sector financiero la actividad fintech, y sus problemas de índole regulatoria. Además, existe una realidad y un problema que están escasamente estudiados y faltos de un enfoque serio y sistemático. Las nuevas operativas de negocio, propiciadas por la disrupción tecnológica en el sector financiero, necesitan ser estudiadas y redefinidas también desde el punto de vista del contenido obligacional entre las partes, de sus derechos y obligaciones.

Enseguida una serie de personas de nuestro entorno profesional y académico se sumaron a este interés y se constituyó la fundación en julio de 2016.

FIFED se basa en tres pilares que son:

El Consejo Académico nutrido de catedráticos, de profesores titulares, de investigadores de primer orden, cada uno con sus distintas disciplinas, economía, derecho mercantil, derecho civil, pero también de ámbitos como las matemáticas o la ingeniería, precisamente para aunar esta doble alma de lo que es el fenómeno financiero tecnológico.

El Consejo Asesor Profesional compuesto por personas con una relevante trayectoria profesional procedentes la banca, de startups del sector fintech, de los ámbitos de la economía y el derecho, porque nos dimos cuenta de que este fenómeno había que abordarlo no solo desde el punto de vista financiero, sino que, también, debíamos ampliar el objeto de nuestro estudio a todo el impacto que, en todos los sectores empresariales y, por tanto en la sociedad, está suponiendo este nuevo paradigma de madurez tecnológica.

Para completar esta vocación global y ambiciosa, creamos el Consejo Internacional donde tenemos la suerte de contar con un plantel de consejeros del máximo nivel y relevancia internacional en materias de ciberseguridad, protección de datos y medios de pago, ente otras.

¿Cuáles han sido sus primeras actividades?

Queremos contribuir a dotar de conocimiento desde un punto de vista teórico, académico e investigador, pero también práctico, a todos los problemas que, de alguna manera, se van a poner de manifiesto con esta nueva situación que ahora mismo despierta el máximo interés. Todo el mundo habla de la transformación digital, de hasta a qué nivel está suponiendo una revolución que no tiene punto de comparación con ninguna que se haya vivido en las últimas décadas. Lo cierto es que hay una gran actividad divulgativa pero no hay tantos estudios serios que nos ayuden a entender y utilizar esos conceptos, estas nuevas operativas, para la vida de las personas. A fin de cuentas, todas estas posibilidades que ofrece la innovación tecnológica en el ámbito de las finanzas, y en todos los demás, deben tener como objetivo la mejora de las condiciones de vida colectivas y de los individuos. Para nosotros es un reto intelectual y profesional muy estimulante participar activamente en la adaptación de la grandísima tradición humanista acumulada en nuestro acervo cultural, para lograr la protección de los derechos del ciudadano y, específicamente, del inversor.

Una vez constituida la Fundación y sus Consejos, abrimos un periodo de presentación de propuestas sobre líneas de investigación o actividades a desarrollar en este primer ejercicio 16/17. Recibimos muchísimas propuestas y de entre ellas hemos seleccionado siete, que estamos desarrollando en estos momentos. Somos una fundación con vocación absolutamente transversal, divulgadora, no tenemos ninguna vinculación patronal, no estamos a favor de unos o contra otros, porque entendemos que los estudios y el conocimiento que podamos aportar son necesarios para el sector, para las distintas actividades en su conjunto, y para la sociedad en general. Estamos desarrollando estos siete proyectos de forma simultánea y con muchísima ilusión.

Hemos formalizado un convenio con la Fundación para la Investigación sobre el Derecho y la Empresa (FIDE) ya que compartimos ese espíritu investigador altruista y el ir buscando conocimiento útil para la sociedad.

Estamos trabajando en un libro sobre la España Digital, que aparecerá pasado el verano. Pretende ser la publicación de referencia sobre la situación verdadera y real de la economia digital en todos sus aspectos en España, teniendo en cuenta la experiencia internacional, la realidad basada en ejemplos reales y prácticos del sector pero, también, incorporando las voces más sabias y con mayor predicamento en cada uno de los temas, para que puedan hacer una prospección de cuál es la situación y cuál va a ser su desarrollo en unos cinco años. La experiencia de este libro va a ir acompañada de una iniciativa, de la que de momento no puedo decir demasiado porque estamos en fase de elaboración, que va a ser absolutamente innovadora y va a gestar un nuevo concepto de libro.

Hemos convocado un proyecto de ayuda a la investigación, que hemos difundido a través de la Conferencia de Rectores y de instituciones universitarias, para elaborar un monográfico, una investigación sobre cuáles son las estructuras societarias hoy por hoy, teniendo en cuenta todos los ejemplos de derecho comparado y las opiniones de los autores con mayor prestigio. Queremos estudiar cuál es la mejor estructura societaria para soportar operativas de economia colaborativa, como crowdfunding, equity o crowdfunding inmobiliario, que actualmente están teniendo un verdadero problema desde un punto de vista no solo regulatorio, por ejemplo, para de acceder a licencias de la CNMV, sino también de no saber, exactamente, por qué modelo societario optar para poder ejercer de la forma más plausible estas operativas. Partiendo de nuestra legislación, éste es un estudio muy práctico y tenemos ya una serie de investigadores universitarios que han presentado sus proyectos y estamos en fase de ejecución.

Trabajamos un estudio que a mí me gusta particularmente. Aprovechando el proyecto de fin de carrera de unos alumnos del máster en mercados financieros, estamos haciendo un análisis practico, con experiencias reales, invirtiendo poquito dinero en una selección de las principales empresas fintech para elaborar un cuestionario práctico sobre una serie de características que queremos comprobar en la realidad, en la experiencia personal de estos alumnos, que están tutelados y dirigidos por dos de nuestros consejeros. Queremos ver cómo funcionan, qué información reciben. En el apartado de compliance, se realiza un estudio práctico con una serie características que tienen que identificar, puntuar y valorar cada una de ellas, con experiencias reales de inversión.

¿Hay muchas lagunas legales en el sector fintech? ¿Hay actividades que realmente no están reguladas y que han pillado a los supervisores desprevenidos?

Lo que hemos constatado nosotros es que la evolución del sector ha sido tan rápida que algunos modelos de negocio no tienen una regulación suficientemente clara. El sector financiero, tradicionalmente, es un sector muy regulado, lo que probablemente haya generado en el regulador cierto desconcierto.

No solamente en el caso de las plataformas de financiación participativa, en muchas otras operativas de negocio, como el asesoramiento robotizado, tenemos normativa europea que da unas pautas a seguir pero no tenemos un desarrollo normativo claro en España. Si a esta incertidumbre regulatoria le añadimos una incertidumbre de puro régimen de derecho privado y obligaciones en estos nuevos contratos, la situación es que existe un cierto desconcierto.

Este desconcierto no es global. Hay otros lugares del mundo donde se ha identificado como una oportunidad para el desarrollo económico facilitar estas operativas de negocio para que puedan operar globalmente, y por lo visto les está saliendo bien. Singapur da unas magnificas condiciones de establecimiento a empresas fintech, se establecen allí y operan globalmente. Es lo mismo que pasa en Reino Unido a pesar del brexit. Ahora mismo hay muchos polos a nivel mundial que promueven y facilitan el establecimiento de empresas de base tecnológica para que operen a nivel mundial. Puerto Rico, sin ir más lejos, cuenta con un plan ambicioso para situar a San Juan como un polo internacional de inversión y negocio fintech.

La Unión Europea no es especialmente proclive a esto, porque partimos de estructuras que tienen un gran recorrido detrás, una gran inercia y con un paradigma de funcionamiento de los reguladores de someter a determinadas actividades a ese control máximo de la Administración que son las autorizaciones, el registro y la supervisión, que cuesta mucho abandonar. No sé si son conceptos jurídicos o culturales.

¿La salida empresarial lógica de todas fintech es que las compre un banco?

Nosotros, como Fundación, no nos dejaremos influir por modas coyunturales. Como todo sector económico que vive un cierto auge, las startups han florecido. Hay ahora mismo un número importante no solo en España sino a nivel mundial y creo que tendrá que haber una selección natural entre ellas. Porque, a lo mejor, por su propia naturaleza se trata de negocios que necesitan una gran inversión para ponerse en marcha y participan todos de este ideario de startup, emprendedor que premia la idea el talento. Como todos, al final, tendrán que competir no solamente frente a la inercia del sector tradicional sino entre ellos. Y quedarán los que sean mejores, más eficientes y con mayor reputación. De lo que no tengo ninguna duda es que esta oferta de servicios fintech completa, se coordinará con la banca, auxiliándola y utilizando a la propia banca como plataforma para una alianza de oferta de servicios consolidada o integrada, bien mediando acuerdos entre ellos o bien participando en el capital por adquisición o, en otro caso, que la banca demande determinado tipo de servicios auxiliares.

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