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Smart City: el salto hacia la sostenibilidad

Pedro Malla

Opinion

Pedro Malla | Martes 12 de enero de 2016
Desde hace años, entidades públicas y privadas hemos trabajado para avanzar hacia el crecimiento económico, pero de una manera sostenible, protegiendo el medio ambiente por encima de todo. Un planteamiento que siempre ha partido desde la Responsabilidad Social Corporativa. Vehículos eléctricos, la conducción autónoma o energías renovables han sido algunas de las iniciativas, y desde hace un tiempo las conversaciones han girado hacia un término novedoso: la Smart City.

¿Qué es? ¿En qué consistirá? ¿Cómo beneficiará a los ciudadanos? Son muchas las dudas que surgen, pero lo importante es lo que se está llevando a cabo para conseguirlo. Estamos en el buen camino para conseguir unificar infraestructuras, innovación y tecnología, para disminuir el consumo energético y reducir las emisiones.

Según la OCDE, para 2050, la mayoría de la población nos concentraremos en las grandes ciudades y se estima que la población aumentará en más de 2.000 millones de habitantes. Unas cifras impensables, pero que si no se toman medidas contundentes el crecimiento económico y, sobre todo, demográfico de estas urbes tendrá un impacto medioambiental y social sin precedentes. Los inconvenientes serán innumerables y los ciudadanos seremos los primeros afectados.

Tokyo, Londres, Nueva York, Copenhague, Ámsterdam y París son las ciudades que más destacan en aspectos como tecnología, gestión pública, movilidad y transporte. Son ejemplos de cómo se pueden hacer las cosas bien, aunque no son ciudades perfectas. Todas ellas deben mejorar algunos aspectos, a la vez que mantienen su compromiso con el entorno medioambiental. ¿Y nuestras ciudades? ¿Madrid, Barcelona, Valencia, Vitoria, etc. son Smart cities? España está implantando medidas para conseguirlo y en este objetivo ejercemos un papel muy importante las empresas privadas, en concreto, las del sector del automóvil y del renting.

El vehículo no sólo es un medio de transporte sino que para muchos conductores se convierte en su herramienta de trabajo. Desplazarse en coche es su día a día, su rutina, y en contra de ello, podríamos señalar el dióxido de carbono que se transmite al medio ambiente. Según indican algunos estudios, el sector del transporte representa casi el 40% del consumo final de energía en nuestro país. Una cifra que supone más de un cuarto de las emisiones totales de CO2 a la atmósfera. Sin embargo, en el caso de las emisiones, los vehículos sólo producen el 20%.

En la reducción de esa polución, ahí entramos nosotros, las empresas, para poner en manos de los conductores un abanico de posibilidades eficaces que den respuesta a sus necesidades de movilidad empresarial. Vehículos híbridos y eléctricos son las dos tendencias cada vez más comunes, pues protegen el medio ambiente gracias al uso de sistemas de propulsión diferentes a la gasolina o al diésel. Además, existe la posibilidad de circular con vehículos que consumen menos combustible y que cuentan con los motores más eficientes, respondiendo así a la concienciación empresarial de proteger al medio ambiente de las emisiones.

Pero, ¿nos hemos quedado ahí? No, claro que no. Las empresas tratamos de ir un paso por delante y así lo hemos demostrado con la introducción de sistemas tecnológicos en nuestro país que en otras zonas de Europa ya están afianzados. Así ha pasado con el Carsharing, un servicio implantado en Europa a finales de los años 80, pero que tuvo que esperar al año 2005 para surgir en España. Una modalidad que se adapta tanto a particulares como a empleados para que cuenten con un servicio de vehículo compartido.

En definitiva, la introducción de flotas de vehículos con sistemas de propulsión diferentes a la gasolina o al diésel, aplicaciones o herramientas tecnológicas que ayuden a poner en práctica una conducción eficiente, constituyen nuestro granito de arena para el desarrollo sostenible de nuestra sociedad. Una Smart City es el salto último y más importante hacia la sostenibilidad absoluta, pero mientras tanto, hay muchas acciones que contribuyen a ello. Señores, estamos en el camino correcto para lograrlo.


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