Desde entonces han ido creciendo, alcanzando su máximo histórico en 2013, cuando se registraron 9.310, para reducirse a 4.461 al cierre de 2016, cantidad inferior a los 5.054 de 2009. Como explica Nathalie Gianese, Directora de Estudios de INFORMA D&B: “ Los procesos concursales son todavía marginales si los comparamos con el tejido empresarial español y no reflejan el número total de empresa en dificultades”.
La mayoría de las empresas que han iniciado concurso de acreedores acaba en liquidación o simplemente dejan de operar, aunque la tasa de supervivencia se incrementa desde 2004. De las 62.878 que iniciaron el proceso el 80 % han cesado su actividad.
Cataluña es la comunidad que acumula un mayor número de concursos durante estos 20 años, 14.575, el 23 % del total. Madrid y Valencia se disputan desde 2013 el segundo puesto. En 2016 Cataluña sumaba el 21 % de los concursos en España, Madrid casi el 16 % y Valencia algo más del 15 %.
Por sectores, Construcción y actividades inmobiliarias es el más afectado, representando el 33 % del total desde 1997. Le siguen Comercio, que supone el 20 % e Industria, que también alcanza casi el 20 %. Hasta 2007 el orden era el inverso: Industria era el sector con más concursos, seguido de Comercio y Construcción. En 2008 el número de procesos se incrementó significativamente en el sector de la Construcción que llegó a representar el 41 % del total.
Las microempresas recurren cada vez más a los concursos: si en 1997 suponían el 51 % en 2016 llegan al 83 %. Lógicamente el resto de empresas pierden peso. Las pequeñas pasan del 35 % al 15 %, las medianas del 12 % al 2 %, y las grandes del 2 % al 0,4 %. Pero teniendo en cuenta el número de sociedades que recurren a estos procesos respecto al total de compañías activas del mismo tamaño, las micro son las que tienen una tasa de concursalidad inferior, del 0,20 %, mientras que en las pequeñas llega al 0,64 % y en las medianas y grandes supera el 0, 4 %.
También ha cambiado la forma jurídica más habitual entre las empresas concursadas. Si en 1997 el 57 % correspondía a sociedades anónimas en 2016 estas son tan solo el 11 %, pasando las sociedades limitadas a ser el 77 % del total frente al 39 % que marcaban en 1997. El porcentaje de autónomos se incrementa del 2 % al 9 % en este periodo.