Motor

Toyota C-HR 1.8 Hybrid

Un nombre simple para un diseño de dragón

Mariano García Viana | Domingo 21 de mayo de 2017
Por su originalidad y su arriesgado diseño el C-HR no es un crossover compacto más, es un modelo distinto, tan diferente a cuanto se ofrece en el mercado, sobre todo en su parte trasera, que como decimos en el subtítulo se merece una denominación igualmente original y por eso modestamente le hemos llamado dragón, pues de alguna forma nos recuerda los rasgos de los famosos, videojuegos y dibujos japoneses.

Sin lugar a dudas el C-HR es un coche sumamente original, nada más que hay que echarle un vistazo para confirmarlo, si bien como decimo, es su parte posterior la que llama más la atención. Aún así todos sus rasgos son más que personales. El frontal ya comienza a darnos una idea de lo que se espera, de entrada el capó es casi horizontal y los no menos originales y rasgados faros, se prolongan casi hasta el logotipo de la marca que preside esta parte, mientras que por la parte superior “obligan” al capó a moldearse a su forma, haciendo que en sus extremos se eleve casi por encima del inicio del parabrisas, mientras que también se prolongan hasta la mitad de la aleta delantera. Desde el citado logo hasta casi la parte superior de paragolpes, solo una estrecha entrada de aire hace las veces de parrilla, mientras que más abajo de la siempre antiestética matrícula, se encuentra la gran entrada de aire, que incorpora en sus extremos los faros antiniebla. Para dar más originalidad al frontal, dos verticales y oblicuas entradas supletorias de aire parecen “puñaladas” ante el paso de las ruedas delanteras.

Lateralmente se aprecia claramente la alta cintura del C-HR, pues la parte de chapa duplica la acristalada, que se va estrechando según se prolonga hacia la parte trasera. Es muy original que la ventanilla trasera se corta es su parte superior, mucho antes de llegar al final de la carrocería, hecho este que facilita el que el mando de la puerta trasera que medio oculte en el ancho marco de esta parte de la puerta. Unas sinuosas formas unen las dos aletas y las bonitas llantas en las que domina el color negro completan una silueta más que personal, pues incluso se puede apreciar en esta visión la enorme visera que protege la superinclinada luneta. Y ya que mencionamos la luneta, tan inclinada como la de un coupé, entramos en la parte más original todavía del modelo. La visera que la protege además de tener un más que generoso tamaño, no es maciza y por sus huecos deja pasar la luz. Al contrario que aquella, el panel posterior es casi vertical y en sus extremos se sitúan los grupos óptico en forma de boomerang, pero sobresaliendo de tal manera que forma parte de la silueta posterior del modelo, como también lo forma la parte posterior de la aleta trasera que sobre sale bajo los citados pilotos. Catadiópticos verticales y luz antiniebla en la parte central del difusor trasero, rematan al “dragón”.

El interior del C-HR también tiene su punto de originalidad y personalidad. El salpicadero tiene una parte en piel, de un tono, y parte en material plástico en otro. Sin llegar a decirse que sea lujoso, desde luego denota una excelente terminación y un superior ajuste de todos sus elementos, pues además los asientos tienen un diseño que mezcla el tejido guateado y la piel, resultando muy acogedores y modernos. El cuadro de mandos, tiene doble visera, la general del salpicadero y las independientes para cada uno de los dos grandes relojes que la presiden, para cuentavueltas y velocímetro. Entre ellos una pantalla ofrece una completa información de ayuda a la conducción. Pero lo que quizás llama más la atención es la pantalla multifunción de 8 pulgadas, que a pesar de esta dentro del diseño general del salpicadero está situada en lo alto de él, sobresaliendo de forma independiente. Bajo ella se encuentran, las salidas de aire centrales y los mandos del climatizador, omitiéndose la consola central vertical, pues solo nos encontramos con la parte horizontal, que integra un respetable huerco portaobjetos, la palanca selectora de velocidad y teclas de ayuda a la conducción, además de un reposabrazos bajo el cual nos encontramos un cofre de generosa capacidad. Como hemos comentados los bonitos asientos delanteros con confortables y sujetan bien el cuerpo, mientras que el trasero acoge mejor a dos pasajeros que a tres a no ser que sean de reducido volumen. Y hablando de capacidad el maletero dispone de 377 litros, que se pueden ampliar ya que el asiento trasero se puede abatir asimétricamente.

El C-HR es un típico híbrido de Toyota, es decir, dispone de un motor de gasolina y otro eléctrico recarbable en marcha. El primero, el de combustión, es un 1.798 c.c. que dispone de un rendimiento de 98 CV a 5.200 r.p.m.y un par de 142 Nm a 3.600 r.p.m., mientras que el eléctrico dispone de 72 CV y un par de 163 Nm. La batería es un acumulador de níquel-hidruro metálico y está situada bajo el asiento trasero, mientras que los motores están en posición delantera transversal. La potencia total del coche se cifra en los 122 CV. Un potencia que si bien se muestra suficiente para mover el coche con soltura, desde luego no le permiten unas prestaciones muy brillantes, pues su velocidad máxima es de 170 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h de 11 segundos. Ahora bien, la filosofía del C-HR es la de ser un híbrido con apariencia de todocamino, pero que en realidad se muestra más apto para desenvolverse por el tráfico urbano ahorrando claramente combustible gracias a su eficaz sistema híbrido. Efectivamente en ciudad el coche es capaz de circular en muchas ocasiones en modo eléctrico, pues su recarga es bastante rápida, por lo que el consumo medio de gasolina no llega ni a los 4 litros. Además si se quiere conducir en modo eléctrico el mayor tiempo posible, se puede pulsar el botón EV-Mode que, siempre que no se pise el acelerador con fuerza, se puede apurar prácticamente toda la carga de la batería, aunque existe el inconveniente que una vez agotada, tendrá el coche que utilizar constantemente el motor de gasolina para recargar.

Si se quiere utilizar el coche en carretera y mantener una buena media o acelerar con decisión, el motor de gasolina se oye bastante (Sobre todo estando acostumbrados al silencio de la circulación en modo eléctrico) y ello es debido a que al no tener un verdadero cambio automático de velocidades de doble embrague de 6, 7 o las relaciones que sean, el C-HR, como otros modelos de Toyota, emplea un sistema de transmisión mediante engranaje planetario que hace que el motor funcione a un alto número de revoluciones y que no varíe el tono del sonido con el aumento de la velocidad ya que el número de velocidades es prácticamente infinito. Por otra parte, el conductor puede variar la respuesta del sistema híbrido seleccionado los programas Sport, Normal y ECO. La diferencia entre ellos se nota principalmente en la contundencia de respuesta del motor al acelerador (mayor en Sport que en Normal y, a su vez mayor en Normal que en ECO) y en la asistencia de la dirección (menos asistida en Sport que en los demás).

En cuanto al comportamiento el C-HR, se muestra siempre seguro, eficaz y confortable independientemente del firme y el trazado por el que circulemos. El sistema McPherson del tren delantero y el paralelo deformable en el trasero, ambos con sus correspondientes barras estabilizadoras, logran un compromiso ideal entre seguridad y confortabilidad para los ocupantes. Unos viajeros que encontraran un buen número de elementos que les ayuden sentirse bien cuidados por el C-HR, pues el nivel de equipamiento es más que notable.


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