Las grandes empresas tienen ya gran parte del camino recorrido en la necesidad de alinearse con las nuevas soluciones relacionadas con las tareas administrativas (facturación, contabilidad, etc), en muchas ocasiones obligadas por la Administración, como, por ejemplo, con la inminente entrada en vigor del Sistema de Información Inmediata (SII). Pero, más antes que después, los cambios legislativos que regulan desde la facturación electrónica hasta la presentación de impuestos van a afectar a toda la actividad económica, hasta al negocio más pequeño.
Estos cambios inevitables deberían ser vistos como una posibilidad de mejorar el funcionamiento general del negocio, bajar costes, ampliar las fuentes de financiación -saliendo de la dependencia exclusiva de los bancos- y aumentar la calidad y la inmediatez en la comunicación con los clientes, por citar solo algunas mejoras posibles.
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Ahora, que parece que va remitiendo la crisis, es tiempo de pasar solo de la supervivencia a la acción. Actualizar conocimientos y métodos de trabajo está al alcance de todos, desde el ejecutivo de una gran empresa al emprendedor más novato, pero el que no lo haga, sea cual sea su puesto actual, se verá sobrepasado por los acontecimientos y los competidores.