Nuevas líneas de producto
Se pueden crear nuevas versiones de productos ya existentes añadiendo características que permitan ofrecer una mayor variedad (nuevos colores, nuevas funcionalidades, embalaje renovado, más disponibilidad de tallas, etc.). Esto puede suponer invertir más dinero, pero, al final, se pueden obtener grandes beneficios de estas decisiones.
Por ejemplo, una amplia gama de productos con nuevas características puede brindar la oportunidad de atraer a más clientes que previamente no estaban interesados en los productos porque tales características no existían aún. También se puede innovar a partir de un producto del que ya se dispone e intentar proporcionar más beneficios a los clientes. En definitiva, invertir en innovación ofrece un mayor nivel de competitividad y una mayor base de clientes.Atraer clientes más sensibles al precio y que antes no compraban los productos para ofrecerles una mejor relación calidad -precio puede convertirlos en clientes fidelizados.
Mejorar la relación calidad-precio
Esta es una tendencia muy común hoy en día: marcas que lanzan productos con menos características que las versiones “premium”, pero con una gran usabilidad. Los altos niveles de competitividad en el mercado hacen necesario que las compañías que deseen mantener su éxito hallen maneras de aprovechar las ventajas de las que ya disponen e intenten ampliar su base de clientes.
Continúan apareciendo nuevos competidores que irrumpen en el mercado electrónico con productos de gran calidad a precios muy competitivos. Aquellos tiempos en los que los clientes se mantenían leales a las marcas y no les importaba pagar los precios establecidos sin preocuparse mucho por comparar, ya han quedado atrás. Así que las marcas que no se planteen cambiar sus precios deberían reconsiderarlo.
Nuevas maneras de vender en la era omnicanal
Las marcas se enfrentan a nuevos desafíos como, por ejemplo, cómo emplear los canales de venta existentes. Las grandes superficies tienden a ofrecer precios más bajos que aquellos recomendados por los fabricantes, y este está empujando a las marcas a replantearse su estrategia de ventas.
Algunas de ellas siguen lo que está ocurriendo con los precios de sus productos en el mercado para alcanzar un consenso con los distribuidores. Otras, por su parte, han optado por vender sus productos ellas mismas aprovechando las ventas online para no perder su cuota de mercado.
El desafío consiste no solo en crear una marca que parezca más asequible y sea aceptada por un número mayor de clientes. El objetivo reside en lograrlo sin dañar la percepción actual que los consumidores tienen de la marca. Hay que evitar que el público crea que la calidad ha disminuido.
El precio justo
Si un producto o línea de productos no se diferencian significativamente de otros productos similares en el mercado, no hay tanto riesgo al reducir los precios. La percepción de productos que ya se consideran de calidad media o asequibles tiene pocas posibilidades de disminuir aún más.
Si, por otro lado, en productos premium con funcionalidades y características que son una auténtica prueba de la calidad y diferenciación del producto, sí que se arriesga al rebajar precios.
Por eso, dar con el precio (¡el precio correcto!) que atraiga a más clientes implica mucho más que una mera reducción del precio. Hay que justificar esta estrategia delante de los clientes y aclarar la lógica tras los cambios. De otro modo, se estaría más expuesto a perder las percepciones de calidad que se hayan ganado con el tiempo.
Conclusiones
Crear toda una nueva marca puede acabar siendo una mala decisión y es algo que conlleva gran esfuerzo y trabajo. Estamos hablando de crear otra marca desde cero. Eso sin contar con el hecho de que se estaría compitiendo con otras marcas ya establecidas y conocidas por su estatus de “precios bajos” o asequibles.
Al crear una submarca se puede a mejorar el posicionamiento en la categoría de marcas asequibles sin dañar la imagen de calidad de los productos premium, la marca matriz. Se puede disponer de una línea de productos dentro de la marca que se conozcan por tener una mayor calidad o ser premium. Esos serían los productos incluidos en la marca matriz. Por otro lado, la otra línea de productos que se perciba como más asequible o “con mejor precio” sería la que constituiría la submarca.