Motor

Hyundai Veloster 1.6 T GDI Automático

Diseño y atractivo por doquier

Mariano García Viana | Martes 19 de enero de 2016

En más de una ocasión hemos celebrado a través de estas líneas cuando una marca apuesta por diseños que se “salen de la norma”, con el riesgo que ello supone para el éxito de un modelo determinado. En el modelo que nos ocupa en esta ocasión, volvemos a celebrar y por todo lo alto, el que un fabricante como Hyundai, ofrezca un modelo de serie que es puro diseño en cada rincón de sus atrevidas líneas.


Desde luego el Veloster es un modelo exclusivo y minoritario, pero no por ello deja de ser un vehículo de serie con unas formas que ningún otro modelo tiene y es más si se le observa no hay ni un panel, ni una esquina, si una superficie que no tenga, no solo un concienzudo estudio aerodinámico como la mayoría de los modelos que se lanzan al mercado, sino también un rasgo original y personal. De entrada y para confirmar esa originalidad, señalemos que el Veloster es un coche asimétrico, es decir que el lado derecho y el izquierdo son distintos. En el primero nos encontramos dos puertas, la segunda algo camuflada pues el abridor está casi oculto en la parte superior del marco de la puerta, en el ángulo de la ventanilla que tiene la misma forma que la del lado izquierdo, con una forma ascendente en su parte posterior. En ese lado, como buen coupé, nos encontramos solo una puerta de mayores dimensiones y una ventanilla trasera algo más pequeña que la de la puerta del lado derecho, pero con su misma original forma. Cualquiera de los dos lados es realmente atractivo.

Siguiendo con la visión de la exclusiva carrocería encontramos un capó con unas hendiduras en la parte más cercana al parabrisas y un frontal que adquiere las formas ya típica de Hyundai en sus modelos más recientes, con una gran calandra que abarca desde el inicio del capo, hasta la parte más baja del paragolpes, que contiene un pequeño faldón. Los modernos faros de xenó, que incluyen la luz de día, siguen la línea del mencionado capo en su parte superior, mientras que la inferior formando una curva, sigue una hendidura que se prolonga hacia abajo hasta el lugar de los faros antiniebla que a su vez están ubicados en un cubículo irregular pero que combina perfectamente con todo el conjunto del frontal en cuyos extremos sobresalen pequeño alerones. Lateralmente, independientemente de la citada asimetría, destaca por los abultados pasos de rueda que se unen por un estribo “de diseño” como de diseño es la nervadura en forma de boomerang alargado que “rellena” la parte de chapa entre aletas a media altura.

Pero ahí no acaban las originalidades pues la parte trasera es todavía más exclusiva. La luneta-portón comienza su parte acristalada nada más “terminar” la parte a su vez acristalada, del inclinado techo, que comienza su descenso hacia la parte trasera prácticamente desde el parabrisas. A mitad de esa luneta se ubica un llamativo alerón, que marca el descenso hacia la verticalidad del portón-luneta, que según desciende se cierra sobre sí mismo, para dejar sitio en sus extremos a los también originales grupos ópticos traseros que también conforman una hendidura en la carrocería. El paragolpes, como no podía ser menos no es “normal”, muestra una zona baja negra se “sube” hacia la parte inferior del portón, que contiene el lugar de la matrícula, en su parte más cerca del suelo, en ubicación central la doble salida del escape y bajo todo ello un difusor para el aire que sale de los bajos del coche. A cada lado del paragolpes en cubículos originales, como no podía ser menos, se sitúan las luces antiniebla traseras.
Quizás haya resultado algo enrevesada la explicación de los contornos y elementos de la carrocería (Y nos hemos dejado otras líneas sinuosas que igualmente figuran en ella), pero se ha querido dar una idea de lo exclusivo del modelo y lo cuidadísimo que está en cada detalle. Siguiendo esa línea, nos encontramos un habitáculo que, aunque ”más normal”, tampoco se queda atrás en originalidad. Llaman en seguida la atención los estupendos asientos de piel de forma deportiva que, con sus pétalos bien señalados, dejan entrever una estupenda sujeción, como así es. El salpicadero, como todo el interior en general, transmite un alto nivel de calidad y una terminación excelente. En él destaca sobremanera la consola central que, en su conjunto tiene forma de una ancha V, en cuya parte más ancha se sitúan las verticales salidas de aire, separadas por la pantalla multifunción, mientras que hacia la parte más estrecha se hayan los mandos del climatizador que siguen la mencionada forma de V, en cuyo vértice se encuentra el botón de arranque y pare del motor.

El cuadro en sí, es más bien “normal”, es decir lo que se pudiera decir como habitual, pero eso sí, muy claro y luminoso y separando a los dos relojes principales una pequeña pantalla que refleja los datos del ordenador y ayuda al conductor, como también ya es habitual en muchos otros modelos. Como decimos los asientos son cómodos, ofrecen una excelente sujeción y además sus regulaciones permiten fácilmente adquirir una postura, ante el agradable volante, igualmente cómoda y ofreciendo una buena visibilidad en todas direcciones, incluida la trasera, a pesar de las peculiares formas de esa zona. Las plazas traseras configuran el coche como un 2+2, pues solo dos personas pueden instalarse confortablemente debido a que las dos plazas están separadas por un reposavasos y pequeño hueco portaobjetos, pero es de destacar que a pesar de que la altura del techo no es alta, se puede viajar muy bien. El maletero sorprende porque es más espacioso de lo que parece, 320 litros con el asiento trasero en posición “normal” y 1.015 litros con éste plegado.

El motor que anima a este original y atractivo coche, es un 1.6 litros de gasolina que ofrece de un rendimiento de 186 CV a 5.500 vueltas, mientras que su par se sitúa en los 265 Nm, entre 1.500 y 4.500 revoluciones o sea un espacio de utilización a pleno rendimiento muy ancho, lo que permite conducir el coche prácticamente siempre con toda la potencia disponible. Aunque no tiene una aceleración sorprendente, los 8,1 segundos que tarda en recorrer 1.000 metros desde salida parada, son más que suficientes para disfrutar de su talante deportivo en las salidas y en las recuperaciones que igualmente son bastante brillantes, mientras que su velocidad punta se sitúa en los 215 km/h. por su parte el consumo, a pesar de no disponer de la función Star&Stop, es bastante contenido pues en el trazado mixto no pasa de los 6.5 litros y medio a los 100 km/h. La caja de cambios automática de 7 velocidades es en parte “culpable” de ese relativamente bajo consumo, pues su funcionamiento es perfecto y saca partido de la mecánica en cualquiera de sus relaciones.

Como buen deportivo, el Veloster se deja manejar con una facilidad asombrosa. Con apenas unos golpes de volante, se pueden trazar y enlazar curvas y curvas sin el coche pierda “los modos”, se pega al suelo de forma supereficaz. Las suspensiones, con McPherson delante y rueda tirada atrás, con sus correspondientes barras estabilizadoras, resultan un poco duras si se transita por zonas bacheadas, pero muestran una envidiable eficacia a la hora de ofrecer seguridad y precisión. Tan solo habría que achacarle un pequeño “fallo”, que esa eficacia no se transmite emocionalmente al conductor. Nos explicamos, si no hay música en escenas emocionantes en e cine, parece que la situación no es tan dramática o notoria, pues eso le pasa al Veloster que el motor apenas se deja oir, en la versión probada no hay sonido apenas del escape, como en otras versiones de otros países, y una buena sinfonía de escape acompaña y ayuda sin lugar a dudas a transmitir esa indudable eficacia y deportividad que tiene el modelo.

Por último señalar que el equipamiento es muy completo, tanto en los elementos de confort y ayuda a la conducción, como en los de seguridad, unas virtudes más que añadir a un coche único y personal.



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