No hay mejor manera de admirar un paisaje en toda su magnitud que desde un mirador. Bajo esta premisa, Enoturismo Penedès se planteó el ambicioso proyecto de crear una ruta que permitiera al visitante descubrir e inhalar toda la esencia que destila esta comarca barcelonesa marcada históricamente por el cultivo de la vid, como da fe el yacimiento ibérico de La Font de la Canya, a pocos kilómetros de Vilafranca del Penedès, la Capital del Vino catalana.
Íberos, Fenicios, griegos y romanos fueron sembrando el Penedès de viñedos. Un majestuoso manto verde integrado por hileras de cepas perfectamente alineadas que arropan los municipios de la comarca. Y para contemplarlo desde diferentes perspectivas se gestó Miravinya. Integrada por cinco miradores, esta ruta en coche es un viaje por la geografía, naturaleza, cultura e historia del Penedès. Además, una App para dispositivos móviles sirve de audioguía para tener información sobre cada uno de los paisajes.
El primer y más curioso de los miradores es La Silla, en el municipio de Torrelavit. En la pequeña colina de la Malgranada, una gigantesca silla señaliza el lugar desde donde interpretar la naturaleza con una panorámica de 360º. Desde allí puede visitarse el río Mediona, en Sant Quintí, una zona con fuentes y canales; los Molinos papeleros y la ermita de Sant Benet d’Espiells, románica del siglo X.
A 42 kilómetros se halla el segundo mirador, La Bardera, junto a la histórica masía del mismo nombre, del siglo XIV, una de las más antiguas del pueblo de Subirats y frente a una extensa vista del Penedès. Destacan en la zona las modernistas casas de veraneo de Gelida, donde la burguesía de la época tenía su segunda residencia, y el casco antiguo del propio Subirats, con la iglesia románica de Sant Joan de Sesrovires y un palacio fortificado gótico-renacentista.
Nuevamente en ruta, y tras 11,5 kilómetros, llegaremos al mirador de El Zarcillo, elevado sobre les Gunyoles de Avinyonet del Penedès. En esta zona, además de viñedos destacan los melocotoneros del Ordal, cuya producción se inició hace dos milenios. También puede visitarse el monasterio de Sant Sebastià dels Gorgs, fiel testimonio de la prosperidad agraria vinculada a los diezmos que generaba el campo.
El cuarto mirador, a 14,8 kilómetros del anterior, es Sant Pau, en el término municipal de Vilafranca del Penedès. Desde un escalón rocoso por encima de la ermita del mismo nombre, ubicada en una cueva, se obtiene una panorámica casi de postal de la Capital del Vino. Otro de los atractivos de esta zona es el castillo-convento de Penyafort, en Santa Margarida i els Monjos, hoy Centro de Información del Parque Natural del Foix. También es digno de verse el casco antiguo de Castellet i la Gornal, en torno a un castillo del siglo X y una iglesia del siglo XII, Sant Pere.
El final a esta ruta Miravinyes llega después de otros 72,7 kilómetros que nos acercan al Balcón del Penedès, junto a la localidad de Font-rubí, que ofrece una gran panorámica de viñedos con el Mediterráneo como telón de fondo. Muy cerca puede visitarse el Santuario de la Mare de Déu de Foix, en Torrelles, que está sobre un acantilado y es uno de los templos más antiguos de Catalunya, con una capilla que data del año 608. Y el Parque dels Talls, en Vilobí, una valiosa reserva natural articulada en torno a cuatro lagunas y que da cobijo a 36 familias de aves distintas.