Rodrigo de Borja, quien llegaría a ocupar el trono de Pedro con el nombre de Alejandro VI tal vez estuviera predestinado a ser Papa de la Iglesia católica. Su figura está vinculada a una leyenda de Xàtiva que narra una intervención divina destinada a dar tranquilidad a sus convecinos. Años antes de convertirse en Sumo Pontífice fue el promotor de la construcción de la ermita de Santa Anna, en las afueras de Xàtiva. Este pequeño santuario es, junto con la ermita de La Virgen del Puig, protagonista de una leyenda local que permite conocer cuánto mide la palma de la mano de Dios: 4,4 kilómetros.
Según la tradición setabense, las dos ermitas estaban originariamente situadas en un alto una junto a la otra. Estaban habitadas por sendos eremitas. Sin embargo, lejos de dedicarse a la contemplación y el rezo en silencio, como cabría esperar de ellos, las ermitañas no dejaban de pelear una con la otra. Era tal el escándalo que provocaban que los vecinos no conocían momento alguno de descanso, por lo que pidieron la intervención divina. Y ésta, siempre siguiendo la leyenda, se produjo.
Se cuenta que Dios en persona pegó un manotazo entre ambas construcciones, y que fue tal el golpe que ambas se desplazaron para estar alejada una de la otra. Los 4,4 kilómetros en línea recta que separan (desde entonces, según la leyenda) las ermitas de Santa Anna y de la Virgen del Puig son la longitud de la mano extendida del creador, o al menos eso cuenta la tradición setabense.
La ermita de Santa Anna se alza, a 334 metros de altitud, sobre un cerro desde el que se divisa una gran vista de toda la comarca. Se construyó entre 1453 y 1456 por iniciativa de Rodrigo de Borja, que llegaría a ser Papa con el nombre de Alejandro VI, y está catalogada como Monumento Histórico-Artístico de carácter provincial.
El otro punto que marca un extremo del palmo de Dios, la ermita de la Virgen del Puig, no presenta un estado de conservación tan bueno como del de Santa Anna. Fue reconstruida en 1875 y nuevamente a principios del siglo XX. Actualmente, se halla en proceso de restauración. Originariamente fue levantada a en el siglo XVI y se alza a 307 metros de altitud sobre un cerro. También desde aquí es posible disfrutar de una magnífica panorámica de la zona.
Ir caminando desde una ermita a otra es una buena opción para los amantes del senderismo. Eso sí, la distancia supera con creces los 4,4 kilómetros en línea recta que mide la mano de Dios. En concreto, hay que recorrer unos 11 kilómetros, a lo largo de los cuales el caminante se acerca al casco urbano de Xàtiva para después volver a alejarse. El recorrido es la unión de dos rutas senderistas publicadas, aunque no señalizadas, por el Ayuntamiento de la ciudad durante el cual se puede disfrutar de magníficas vistas. Además, todos los años, en el tercer domingo de Pascua, se celebra una romería cívica desde la ciudad de Xàtiva a la ermita.