BOLSA
En una jornada en la que el resto de bolsas europeas han amanecido sin grandes cambios, la caída del 1,30% inicial para nuestro selectivo muestra el nerviosismo del mercado por la crispación política en España. Este recelo ya se había dejado notar durante un mes de septiembre en el que mientras la renta variable europea había acumulado una subida del 4%, el Ibex se mantuvo prácticamente plano.
Como era de esperar, el sector financiero ha sido el más afectado. Un empeoramiento de la economía catalana y española podría derivar en una mayor morosidad bancaria, algo que afectaría especialmente a los bancos con mayor presencia en el territorio nacional.
Caixabank y Banco Sabadell están sirviendo de termómetro de la preocupación de los inversores por este tema. En caso de que empiece acoger forma la idea de un referéndum pactado, no sería de extrañar que hubiera una retirada de depósitos por parte de los clientes de estas dos entidades. A falta de aclarar completamente el status que tendría una Cataluña independiente dentro de la UEM (Unión Económica y Monetaria) y de la Unión Europa, dichas entidades dejarían de estar bajo el amparo del BCE y de sus programas de liquidez.
Entre el resto de empresas con sede en Cataluña la preocupación es menor debido a la diversificación geográfica de sus ingresos y a las características de su negocio, mucho menos cíclico. Es el caso de compañías como Gas Natural, Abertis, Cellnex, Almirall o Grifols, las cuales podrían trasladar su sede a otra CC.AA. española para evitar la inseguridad jurídica que se produciría.
¿QUÉ CABRÍA ESPERAR EN LOS PRÓXIMOS DÍAS?
En función de cómo sucedan los acontecimientos es previsible que la volatilidad se asiente en todos los activos financieros relacionados con España.
El clima de crispación podría elevarse con acontecimientos como la huelga general convocada por los principales sindicatos catalanes y especialmente en caso de que la Generalitat declare de manera unilateral la independencia.
Para calmar la situación, el mercado agradecería en estos momentos una pronunciación de la Unión Europea al respecto con un mensaje contundente de apoyo al gobierno español, dejando claro que en caso de independencia Cataluña se vería abocada a abandonar la Unión Europea.
Otra reflexión a tener en cuenta es que esta deriva está haciendo que el gobierno y las instituciones de este país estén centrando sus esfuerzos en resolver este problema en vez de impulsar reformas que garanticen la continuidad de la recuperación económica.
Llegado este punto no se puede descartar ningún escenario. Una pérdida del apoyo a este gobierno por parte de los partidos constitucionalistas o una hipotética convocatoria de elecciones anticipadas provocarían una inestabilidad política que sin duda ahuyentará muchos inversores internacionales.