La conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP23), que se celebrará del 6 al 17 de noviembre en Bonn, Alemania, está llamada a garantizar resultados sólidos y positivos que impulsen la acción climática en todo el mundo. Y, el Mediterráneo es, precisamente, uno de los puntos calientes del cambio climático mundial, con un aumento previsto de la temperatura media anual desde los 2,2 grados hasta 5,1 para 2100. Ante este escenario, el Mediterráneo se encuentra en un proceso de armonización entre sus objetivos socioeconómicos y los ambientales, en aras a adaptar los compromisos internacionales a las condiciones regionales. Sin embargo, aún queda mucho esfuerzo por hacer en la senda de la cooperación regional entre las partes interesadas.
En los últimos años, la cuestión del cambio climático empieza a estar en la agenda de los gobiernos, ayudando a forjar sus políticas y empujando a las empresas y emprendedores a tomar más en cuenta la cuestión de la economía verde. La economía verde representa para la región mediterránea un gran potencial de futuro para la generación de empleo, para el avance tecnológico y la competitividad.
De este escenario se hablará en la Cumbre Verde para el Mediterráneo, que se celebra el próximo 23 de noviembre en Barcelona, en el marco de la Semana Mediterránea de Lideres Económicos. Este encuentro regional que Barcelona acoge cada año, y co-organizado por la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria del Mediterráneo (ASCAME), la Cámara de Comercio de Barcelona, la Unión por el Mediterráneo (UfM), y el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), junto con organismos internacionales de peso como Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (UNIDO).
Representantes públicos, empresarios, organismos multilaterales, y expertos internacionales debatirán sobre la emergencia de la sostenibilidad del Mediterráneo en cuatro áreas prioritarias: agua, energía solar, energía eólica y ciudades sostenibles. El primero, el agua, es sin duda el gran reto del Mediterráneo, puesto que el mar siempre ha sido el motor de economía regional y ofrece un importante potencial de innovación y
European Regional Development Fund A way to make Europe crecimiento. El 75% de los puestos de trabajo en el mundo dependen del agua. Por tanto, la escasez de agua y los problemas de acceso pueden limitar el crecimiento económico en numerosos países en los próximos años. Teniendo en cuenta que la demanda de agua crecerá en un 20% en 2025 en la región, resulta imprescindible el uso de tecnologías más adecuadas con mejores ratios de consumo energético, una mayor regulación, así como el tratamiento de aguas residuales para su uso en la agricultura o la industria. Todo ello facilitaría el desarrollo sostenible de la región, y crearía puestos de trabajo.
Las ciudades son también un pilar económico para la región, generan empleo y riqueza, pero se enfrentan a múltiples retos y se convierten en espejo amplificador de los países. Su contribución fluctúa entre 50-80% del PIB, como en El Cairo, Estambul, Beirut, Casablanca o Barcelona. Promover el desarrollo económico y urbano sostenible y garantiza una mejor calidad de vida es vital para los países mediterráneos.
Es, sin embargo, en el sector solar y eólico parece no solo haber cogido fuerza en la región, sino ser líder a nivel mundial. El potencial de la región es considerable: cuenta con un sistema de energía hidroeléctrica, recursos eólicos, los niveles de radiación solar más altos del mundo, y grandes extensiones de desierto. Técnicamente, la región podría cubrir su necesidad energética y la del resto del mundo a través de energía solar.
Los cuatro foros que compondrán esta Cumbre Verde para el Mediterráneo (Eco MedaGreen Summit) apostarán por la promoción de estos sectores emergentes para situar la región en el corazón de la industria global. Para que esta economía verde se desarrolle de forma inclusiva y responda a los actuales desafíos del desempleo juvenil, será necesario trabajar conjuntamente por y para una economía no contaminante, circular y eficiente, que utilice recursos y patrones sostenibles y que reduzca los riesgos ambientales.