En el caso de Galicia sucede con los pazos, sus casas señoriales por excelencia.
Según explica Robert Menetray, fundador de la consultora Lançois Doval, especializada en propiedades singulares y edificios históricos “nos encontramos ante una emblemática propiedad, única por su historia, características y privilegiada situación, ideal para su uso como una exclusiva propiedad, así como sede de una fundación o empresa sin descartar su utilización como centro para eventos y celebraciones, incluido un coqueto hotel con encanto”.
Una casa solariega tradicional gallega, señorial y con historia
El origen de estas propiedades se remonta a la evolución de diferentes estructuras de tradición medieval, como los monasterios y la arquitectura rural en general. De hecho, la primera piedra del recinto que nos ocupa se puso en torno a 1620, a tenor de una inscripción realizada en la fuente.
Los centenarios muros de esta mansión y su entorno siguen evocando el sosiego de vidas pasadas. La propiedad, siempre en manos de la misma familia, dispone de 675 m2 y su inigualable situación la colocan en posición de estar a la vanguardia de cualquier actividad que precise un enclave estratégico equidistante del gran eje económico gallego: Vigo – Pontevedra - Santiago.
Desde un punto de vista lúdico, es un paraíso que hace olvidar la proximidad de la ciudad de Pontevedra.