Economía

Farmacéuticas, un sector emergente en Latinoamérica

José Luis Martín Guinea, Director General de HC Clover

Opinión: José Luis Martín Guinea, Director General de HC Clover

Lunes 08 de febrero de 2016
La industria de la salud sigue siendo un indicador económico positivo para los negocios en Latinoamérica, en donde México y Brasil están incluidos entre los 15 mercados principales de consumo de productos de salud a nivel mundial. Con este panorama es fácil que las farmacéutica hayan querido desembarcar en esta zona geográfica con el fin de llegar a la conquista de un mercado que cuenta con un crecimiento muy alto y grandes perspectivas de negocio.

Aunque durante algunos años el desarrollo del sector farmacéutico en los países latinoamericanos fue modesto, a lo largo de 2014 sufrió un giro, registrando el aumento más alto de los últimos seis años. Además, según algunos especialistas este repunte continuará al alza en los próximos años ya que se estima que la demanda de productos farmacéuticos continuará creciendo debido al envejecimiento que está sufriendo la población.

Según estudios de la IMS Health, los países con mayor potencial de negocio son Brasil y México debido a las facilidades jurídicas que ofrecen tanto para la instalación de empresas allí como para la exportación de medicamentos. Además, estos países cuentan con mercados estables que presentan grandes ventajas como son su accesibilidad y su competitividad de precios.

Este mercado emergente ha hecho que sea un foco de inversión interesante para productoras de medicamentos que hasta el momento no se fijaban en este comercio que no consideraban rentable. Uno de los principales factores para este cambio de mentalidad es la transformación demográfica que atraviesan muchos países del otro lado del charco.

Al envejecimiento de la población se une el incremento de las clases medias, que se espera que superen los 1.000 millones de personas para 2020, y que disponen de un mayor poder adquisitivo que les permite más facilidad en el acceso no solo a medicamentos, sino también a otros productos farmacéuticos como son los relacionados con la nutricosmética y la dietética. Esto se traduce en un aumento de las posibilidades de negocio.

Esta mejora en la calidad de vida y en el nivel adquisitivo de muchos países emergentes en Latinoamérica ofrece numerosas oportunidades para cubrir sus crecientes necesidades y demandas médicas. Un efecto que se complementa con la cada vez mayor concienciación de la población sobre la importancia de la compra de medicamentos, una actitud que ayuda a dinamizar el sector, sobre todo en aquellos países en los que las terapias médicas no están cubiertas por organismos gubernamentales. Así, los ciudadanos están más receptivos a la compra de los mismos.

Es cierto que un principio los laboratorios tendrán que invertir en el desarrollo de nuevos fármacos adaptados a las terapias de la zona que podría suponer un coste en investigación y desarrollo. Además, los precios finales deberán estar adaptados a las economías de los diferentes países. Con ello, tal vez el margen inicial de beneficio por unidad pueda resultar inferior que en otros mercados, y en un primer momento parezca que el negocio no es tan rentable, sin embargo, si se tiene en cuenta el volumen de mercado exponencial que tienen ante sí, la rentabilidad sería de tal tamaño que la inversión se puede recuperar en poco tiempo y comenzar a obtener ganancias en un breve plazo.

Con estas perspectivas, las grandes farmacéuticas fueron las primeras en darse cuenta del filón de negocio que se presentaba antes sus ojos y se arrancaron a invertir en esta zona. A estas le han seguido otros laboratorios de menor tamaño pero de gran especialización que han podido encontrar un hueco comercial al ofrecer proyectos farmacéuticos no desarrollados hasta el momento en la zona, como sucede con productos innovadores o con fórmulas farmacéuticas de última generación.


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