Empresas

Más de tres millones de españoles podrían empezar a usar el transporte público

Viernes 24 de noviembre de 2017
El 27% se subiría si la frecuencia de paso fuera mayor.

Tres de cada cuatro españoles no cogen el transporte público, pero más de tres millones podrían empezar a hacerlo. Sobre todo, teniendo en cuenta que los protocolos anticontaminación que durante estos días se están implementando en ciudades como Madrid implican restricciones al tráfico de los vehículos particulares. En concreto, tal y como señala el informe “Descifrando al No Viajero”, elaborado por la Asociación de Empresas Gestoras de Transportes Colectivos Urbanos (ATUC) y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), y publicado esta mañana, en pleno debate sobre la calidad del aire en los principales centros urbanos, un 42% de los ciudadanos son, en realidad, potenciales usuarios.

Este informe quiere ser un punto de partida para que los gestores del transporte urbano y las administraciones públicas unan fuerzas para lograr una movilidad más sostenible y una sociedad menos dependiente energéticamente. Los operadores, implementando medidas para garantizar un mejor servicio, y las administraciones, ordenando y retomando las inversiones en transporte público tras años de duros ajustes presupuestarios.

Así, en primer lugar, según el informe, hay que tener en cuenta que una buena parte de los no usuarios no se sube al transporte público porque sencillamente prefiere andar (casi tres de cada diez), o no lo necesita por la cercanía de su casa con el centro de estudios o de trabajo (cerca de un 25%). Ambos factores son entendibles si se tienen en cuenta las ciudades medianas o pequeñas, donde las distancias no resultan muy grandes, e incluso algunas de ellas han apostado por la peatonalización de las calles para fomentar ir a pie. En cambio, un 24,7% de no usuarios simplemente prefiere el coche.

No obstante, a prácticamente nadie le disgusta en sí el transporte público, pues solo un 2% se muestra tan tajante. De hecho, un 81% considera que el transporte público es la mejor solución a los problemas medioambientales –tan evidentes en estos días- y de congestión de tráfico de las ciudades.

Por tanto, a la hora de buscar las razones que alejan a las personas del transporte público hay que acudir a aspectos relacionados con el funcionamiento del sistema, siendo el tiempo el principal elemento disuasorio. Y es que uno de cada cuatro cree que tarda mucho y que la frecuencia de paso es baja.

Son estas personas que citan como barreras problemas de servicio las que pueden considerarse como susceptibles de poder cambiar de idea, tal como señala el informe, que ha tenido en cuenta los distintos tipos de ciudad (pequeña, grande, mediana y Madrid/Barcelona).

Cuadro 1. ¿Qué razones esgrime el no usuario de transporte público?

Fuente: ATUC/IDAE

A cambio de…

Sin embargo, para que esta predisposición al cambio se haga efectiva los no usuarios indican que deberían implementarse ciertas medidas en el sistema. La principal, citada por la mitad de los potenciales usuarios, es una mayor frecuencia de paso, mientras que un 27,1% pide trayectos más rápidos.

Esto significa que dos de las tres mejoras más decisivas para ellos tienen que ver con el tiempo, algo que no es de extrañar si se tiene en cuenta que más de la mitad de los potenciales viajeros reside en Madrid y Barcelona, las ciudades más grandes y donde las necesidades de movilidad resultan más acuciantes.

Asimismo, otro factor de cambio es económico, ya que un 27,1% demanda precios más asequibles para empezar a utilizar de forma habitual el transporte público, a pesar de que, por ejemplo, en ciudades como Madrid y Barcelona el abono mensual del transporte público cuesta 10 euros menos de media que en otras grandes ciudades europeas.

Por el contrario, no parece haber un problema de falta de estructura en su opinión, ya que solo un 16% cree que antes de empezar a subirse a un autobús o a un metro deberían mejorar las combinaciones y los transbordos; mientras que apenas un 14% menciona la lejanía de las paradas respecto a su casa o centro de estudios o trabajo como un debe a solucionar.

No obstante, a pesar de esas mejoras no todos están dispuestos a subirse al transporte público, ya que cerca de un 30% seguiría ajeno a este medio de movilidad, frente al 71% que, vistos los cambios, sí modificaría sus hábitos de desplazamiento.

Tal como señala el secretario general de ATUC, Jesús Herrero, “más de tres millones de personas que no utilizan el transporte público podrían empezar a hacerlo, pero para ello es fundamental no solo hacer autocrítica, sino también una labor pedagógica. Por ejemplo, muchos consideran que el transporte público es lento, pero sabemos que los españoles pierden de media casi un día al año en el coche en atascos. O dicen que es caro, pero lo es más comprarse un coche que pasa el 90% de su tiempo aparcado”.

Cuadro 2. ¿Qué demanda un potencial viajero para convertirse en usuario?

Fuente: ATUC/IDAE

Dibujando al no usuario

Por otra parte, el informe elaborado por ATUC e IDAE dibuja un perfil del no usuario, que es mayoritariamente mujer (59,9%) y de edad entre 45 y 64 años (34,4%). Es principalmente una persona con un nivel de ingresos medio/alto, no en vano tiene estudios superiores (45,6%) y eso sí trabaja por cuenta ajena (33%).

Por tanto tiene facilidad para acceder a un vehículo y asumir todos los costes que genera, desde la compra hasta el posterior mantenimiento, seguro, etc. De hecho, la gran mayoría de no usuarios tiene carnet de conducir, casi tres de cada cuatro.

Además, el tipo de hogar más común entre los no usuarios es el formado por dos personas, uno de cada tres (casados o en pareja), por lo que la distribución de la renta no debe repartirse entre muchos miembros y esto amplía el poder adquisitivo.

Al mismo tiempo, resulta curioso comprobar cómo entre los no usuarios la percepción que tienen del transporte público es buena. Prácticamente más de la mitad está de acuerdo con la idea de que el transporte público funciona bien o muy bien.

Y, de hecho, un 25% de ellos afirma tener un amplio conocimiento del sistema de transporte público de su ciudad, mientras que un 60% dice que sí se hace una idea de cómo es. Esto significa que existe un margen de oportunidad para lograr un cambio en sus hábitos de movilidad. Es más, la mitad tiene algún billete o bono en su posesión, señal de que en alguna ocasión ha tenido que coger algún medio de transporte público para una circunstancia puntual.

¿Qué sucede entonces si la opinión es buena? Pues que dos de cada tres no usuarios afirman que el transporte público no resuelve, al menos como ellos requieren, sus necesidades de movilidad habituales.

De conductores a ¿usuarios?

Y es que en este perfil de no usuario el coche está muy presente. Tal como se ha mencionado anteriormente, uno de cada cuatro no usuarios descarta el transporte público por una cuestión de gustos, coche o metro, coche o autobús.

No obstante, hay posibilidad de hacerle cambiar de opinión, al menos si la necesidad se sitúa por encima de la preferencia. En concreto, frente a limitaciones de aparcamiento en el lugar habitual de destino, más del 40% declara que sí se plantearía dejar el coche en casa y coger el transporte público en su lugar.

Al mismo tiempo, un porcentaje muy similar de conductores también cambiaría su medio de transporte habitual en caso de poder aparcar al lado de una estación o paradas, haciendo referencia aquí especialmente a los llamados aparcamientos disuasorios.

Para el secretario general de ATUC, Jesús Herrero, “entre todos tenemos que dejar atrás el modelo de hormigón de las ciudades. No es que queramos más usuarios, sino que otra movilidad más sostenible resulta posible. Con este informe, ahora los operadores del transporte público y las administraciones saben que teclas tocar para mejorar el sistema y en qué aspectos hay que ser más pedagógicos”.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas