Como decimos, Fiat ha sabido dar a su modelo un toque italiano que lo diferencia ampliamente de su ancestro japonés, haciéndole más atractivo y hasta más juvenil, sobre todo si tiene el color azul añil como la unidad que hemos probado, dotada además de la amplia doble cabina y de un equipamiento muy completo. El frontal es quizás la parte más personal del Fullback y la que le identifica claramente como un producto Fiat, pues un generoso logo preside la original calandra que une los faros y tiene su misma altura. El paragolpes luce una entrada de aire negra, como una segunda calandra, pues como aquella recorre el frontal de lado a lado y termina en los faros, esta vez en los antiniebla. Lateralmente se aprecia lo proporcionada que resulta la doble cabina, con respecto a la caja de carga. Resalta en esta visión la ventanilla de la puerta trasera que sube hacia atrás rompiendo de alguna forma la horizontal nervadura qué, si bien comienza en la parte superior de la aleta delantera, se interrumpe a mitad de la puerta delantera y vuelve a aparecer a mitad de la puerta trasera, continuando por todo el borde de la caja. Ésta dispone de una trampilla de amplia apertura hacia atrás, pero que no dificulta el acceso a la caja de una persona, pues igualmente dispone de un generoso paragolpes que incluye un estribo para facilitar el acceso. Al contrario que la mayoría de los pick up, el Fullback luce unos grandes grupos ópticos trasero que se prolongan por el lateral de la caja. Unas fuertes llantas de aleación, rematan un conjunto realmente conseguido y con un fuerte impacto de modernidad, fortaleza y deportividad.
El interior del pick- up de Fiat es típico de un todoterreno, es decir bien terminado, pero de rasgos sencillos y sin estridencias. Aún así hay que reconocer que esta muy bien resuelto y es fácil de manejar en lo que a interruptores se refiere, entre los situados en el volante y en la consola central. El cuadro es sencillo y clásico con los dos típicos relojes para cuentavueltas y velocímetros, separados por una pequeña pantalla que ofrece información sobre el vehículo y su estado. En el centro de la consola, se sitúa la pantalla multifunción, escoltada por dos grandes salidas de aire verticales y justo bajo aquella, los distintos mandos del climatizador. Los asientos son más bien duros, pero no por ello no dejan de sujetar bien el cuerpo, siempre que no hagamos movimientos muy bruscos con el coche. La postura ante el volante resulta conseguida y desde ese puesto se domina todo con facilidad, gracias a una buena superficie acristalada, unos generosos retrovisores y a la hora de aparcar, a su cámara trasera. También son de destacar el buen número de huecos para dejar objetos, pues además de una generosa guantera se cuenta con buenas bolsas en las puertas, en la consola central y delante de la palanca selectora de velocidades.
Por su parte, la caja de carga, que en su parte delantera presenta una barra antivuelco cromada, que se prolonga unos centímetros por el borde, tiene una longitud de casi metro y medio (139 cms.), una anchura de 105 cms. y una altura interior de 41 cms. Para ocultar la carga, existen accesorios de Mopar, la empresa del Grupo Fiat, como una tapa con cerradura o una cabina acristalada que da al Fullback un aspecto casi como el de un todoterreno clásico.
Aunque existen dos motorizaciones para el Fullback (los mismos del L-200 de Mitsubishi), para la prueba hemos dispuesto del más potente, Se trata de un 2.4 litros de cilindrada con 181 CV de potencia a 3.500 vueltas y un par de 430 Nm a 2.500 r.p,m, Un motor que mueve al pick-up con soltura y entrega esa importante potencia con bastante progresión. Ahora bien, a pesar de ser todo de aluminio, con dos árboles en culata, inyección directa common rail, turbo de geometría variable e intercooler, en velocidades cortas resulta algo bronco y ruidoso, situación que desaparece cuando el coche coge velocidad y se van engranando relaciones más largas. La velocidad máxima se sitúa en los 177 km/h y contra lo que puede parecer por su peso y volumen, el consumo es bastante reducido, pues de media apenas si se llega a los 7 litros a los 100 km. A la hora de cargar el coche, el motor es capaz de arrastrar hasta tres toneladas y llevar 1,1 tonelada en la caja trasera como si tal cosa. Acompañando a este potente motor, el Fulback probado montaba una caja de cambios automática de 5 velocidades con convertidor de par, que tiene un funcionamiento bastante suave y engrana las velocidades con rapidez cuando así se le requiere.
El Fullback dispone de tracción integral con diferencial central, tipo Torsen, bloqueable desde un mando selector, situado tras la palanca selectora del cambio, y mediante tres embragues controlados electrónicamente, se garantiza siempre una transferencia óptima de par a las ruedas delanteras y traseras, y mejorar la tracción sobre barro y nieve. Las marchas de la reductora hacen que resulte sencillo enfrentarse a las condiciones más difíciles con el vehículo a plena carga. A esto también ayudan sus buenas cotas para acceder a todo tipo de terreno, con un ángulo de entrada de 30 grados, 22 grados de salida y una altura libre desde el suelo de 20 centímetros. Desde luego es capaz de comportarse fuera de la carretera mejor que muchos todoterreno de “campanillas”.
Para la suspensión, Fiat (Al igual que el L200) utiliza un esquema de paralelogramo deformable, más barra estabilizadora, en el eje delantero y un eje rígido con ballestas, es decir una disposición clásica de este tipo de vehículos y que cumple perfectamente en su misión de ofrecer seguridad, agarre y poder de tracción aunque vaya bastante cargado. Los frenos se muestran potentes y eficaces y cabe también destacar el excelente equipamiento con el que el Fullback cuenta. Detalles como el avisador de ángulo muerto, asientos de piel, sistema de arranque en pendientes, control de estabilidad con estabilización del posible remolque, programador de velocidad, siete airbag, faros antiniebla, luces y limpiaparabrisas automáticos, avisador de cambio involuntario de carril, cámara de visión trasera, Bluetooth para el móvil y un todavía largo etcétera. En definitiva, más que una posible herramienta de trabajo (Que también), un todo terreno para llevar todos los artilugios propios del deporte de aventura que nos satisfaga, gracias a su amplia zona de carga.