«Es una evolución notable», comenta Philippe Mengal, director ejecutivo de la BBI JU, «también ilustrada por el hecho de que actualmente estamos notando un creciente interés de los bancos y los inversores privados, incluso de fuera de la UE. Especialmente, esto prueba que, a través de los 65 proyectos que financiamos en 30 países, BBI JU está creando oportunidades únicas para que las organizaciones públicas y privadas cooperen, desarrollen sus conocimientos y establezcan conexiones multisectoriales para encontrar nuevas formas de poner en valor el potencial de la biomasa de Europa. Efectivamente, las cifras muestran que BBI JU tiene éxito en la organización, la estructuración y la conformación de nuevas cadenas de valor, en reducir riesgos para la inversión privada y en alcanzar la masa crítica necesaria para crear valor para Europa y su ciudadanía».
Con vistas al futuro, BBI JU pretende continuar con sus esfuerzos de estructuración, creando nuevos mercados para los bioproductos y facilitando el desarrollo de una economía europea sostenible, de base biológica y circular por naturaleza. Entre los desafíos se incluye el mantenimiento de la continuidad y la estabilidad, que es clave para reducir completamente los riesgos de las inversiones. También es clave la autosuficiencia del suministro de biomasa. Un cambio sistémico de esta naturaleza llevará su tiempo, y la integración completa de la infraestructura necesaria porque un cambio permanente a una economía de base biológica necesita la dedicación y el compromiso del sector, los políticos, los líderes de opinión, los titulares de las marcas y los minoristas. Para ganar la confianza de los consumidores es esencial un aumento de la sensibilización y la apreciación de las ventajas que conlleva la bioeconomia. El desarrollo de la bioindustria cumple con muchos objetivos de desarrollo sostenible sin comprometer la producción alimentaria y respetando la biodiversidad y el uso de la tierra. No obstante, para que las bioindustrias tengan un verdadero impacto tangible en la vida diaria de las personas, puede que el mayor reto al que se enfrentan sea el del cambio de mentalidad.
«El impacto potencial de la bioindustria es claro para todos», explica Philippe Mengal. «Las personas solo tienen que conocerlo. Siempre me gusta hacer una comparación con la Edad de Piedra: la Edad de Piedra no terminó porque no hubiera más piedras, sino porque había algo mejor. Ocurre exactamente lo mismo con la bioindustria; estamos creando una bioindustria mejor para Europa y su ciudadanía para la era posterior al petróleo».