FIDEX recuerda que la internacionalización de sectores ligados a las infraestructuras y el transporte como es el de servicios de ingeniería también depende de crear el mejor escenario posible para que ese proceso sea eficiente y no haya incertidumbres, y ahí es donde entran en juego estos tres ministerios.
Por un lado, el Ministerio de Hacienda, como responsable de redactar los convenios de doble imposición con otros países y establecer los incentivos fiscales en España, tiene pendiente la firma de convenios con países estratégicos (como puede ser Perú), así como la mejora en la aplicación de algunos acuerdos vigentes.
También es necesario resolver el problema del pago a cuenta del Impuesto de Sociedades de las sucursales en el exterior, que tanto afecta a las empresas internacionalizadas, ya que se les exige un pago adelantado a cuenta de su liquidez, acabando por financiar con su tesorería la reducción del déficit público. Otras reivindicaciones del sector son la simplificación de la facturación internacional y la simplificación de las ayudas fiscales en el IRPF por trabajos en el extranjero.
En cuanto al Ministerio de Economía e Industria, suya es la responsabilidad sobre las oficinas comerciales destacadas en otros países, a las que FIDEX pide que refuercen su conocimiento del sector de servicios de ingeniería para ayudar a su internacionalización. En la actualidad son muchos los organismos del Ministerio de Economía que ayudan a las empresas en el exterior (ICEX, CESCE, COFIDES,…), con los que FIDEX mantiene una línea de comunicación fluida a pesar de echar en falta una mayor coordinación y complementariedad entre ellos.
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores debe implicarse en la gestión de la ayuda al desarrollo a través de la Agencia Española para la Cooperación Internacional y el Desarrollo (AECID). La Unión Europea delega la gestión de las ayudas europeas a las agencias nacionales de cooperación, pero en el caso de España, AECID, por falta de medios, puede en ocasiones “entregar” las ayudas sin ejercer el necesario control o, lo que es lo mismo, cediendo la gestión posterior del proyecto al país beneficiario de la ayuda, lo que en ocasiones dificulta que el trabajo sea desarrollado por ingenierías españolas, hace que parte del dinero se quede en impuestos locales, y pone en riesgo que la totalidad de los fondos se destine a los fines previstos.
Siendo España el cuarto mayor contribuyente a la Unión Europea, AECID debería aspirar a ser al menos la cuarta agencia en gestión de ayudas europeas al desarrollo cuando la realidad es que está muy lejos de serlo. Para aumentar su capacidad de gestión, AECID podría contratar y colaborar con las ingenierías españolas, tal y como hacen la agencia americana o las de otros países en Europa, como Francia o Alemania.
Según Fernando Argüello, director general de FIDEX, “la ingeniería española está muy bien valorada en el mundo, las empresas de FIDEX llevan cuatro décadas de bagaje internacional y en la actualidad más de un 90% de su negocio se genera en el exterior. El liderazgo de las empresas privadas es incuestionable, pero es fundamental que la Administración pública se siga implicando en ayudar en este difícil camino. En todo caso, la mejor ayuda que pueden ofrecer los ministerios de Fomento y Medio Ambiente a las ingenierías internacionales españolas es invertir más en España y contratar mejor la ingeniería, haciendo que las empresas compitan por tecnología, innovación y calidad”.
El Foro para la Ingeniería de Excelencia (FIDEX) agrupa a las once principales y más internacionalizadas ingenierías de España, que emplean a más de 23.000 profesionales y facturan en conjunto más de 6.000 millones de euros al año, de los que el 90% procede de mercados exteriores. Además, esta actividad internacional supone las tres cuartas partes de todo el negocio del sector de la ingeniería española en el extranjero. El objetivo de FIDEX es alcanzar la máxima calidad en la planificación, proyecto, control de la ejecución, mantenimiento y explotación de las infraestructuras como la única vía para obtener la mejor relación calidad-precio y evitar posteriores sobrecostes y retrasos en los plazos de ejecución de las obras.