Desde Corporación Vinoloa, empresa dedicada a la distribución de vino con marcas propias, aseguran que la climatología es un ingrediente principal para el sabor de la uva, más incluso que la tierra o el cuidado de la viña. Un vino procedente de la misma tierra, elaborado con el mismo tipo de uva y de una referencia en particular, puede ser totalmente diferente de un año para otro, ya que el clima varía creando nuevos jugos y dotándoles de una mayor frescura, mayor dulzor o mayor acidez.
“Para la uva, tan malo es un calor desértico, como un frío glacial. Una sequía, que unas lluvias torrenciales. Pero lo cierto es que este año ha comenzado con lluvias y nevadas que eran esenciales tanto para la tierra como para nosotros. Y es por eso por lo que la añada del 2018 apunta a ser excelente”,explica Antonio Camacho, presidente de Corporación Vinoloa.
“Si la lluvia sigue acechando, las uvas gozarán de un gran tamaño con mucho zumo en su interior”
La añada del 2017 ha sido de una grandísima calidad, pero fue escasapor las heladas que sufrieron las cepas. Por su parte, la previsión para el 2018 es que las lluvias y la nieve doten a los vinos de una mayor frescura y jugosidad. “La lluvia favorece al tamaño de los granos y a su jugo, por lo que, si la lluvia sigue acechando, las uvas gozarán de un gran tamaño con mucho zumo en su interior”, sostiene Antonio Camacho.
Junto a la lluvia, otro factor muy importante es la nieve, pues está siendo muy positiva para la cosecha y ayudará a la conservación de la vid en el caso de que este verano sea seco. Camacho asegura que “al contrario de lo que se tiende a pensar, la vid soporta mejor las temperaturas bajas que las temperaturas muy altas, y hace que la uva evolucione más rápido”.
Lo esperado es que la climatología se mantenga tal y como está hasta ahora, con lluvias regulares, pero sin inundaciones, para que esta añada sea deliciosa y los amantes del buen vino puedan disfrutar de unos caldos exquisitos dentro de unos años.