Motor

Vuelve el Renault Alpine

Aire fresco para la alta competición

Mariano García Viana | Martes 16 de febrero de 2016
Alpine acaba de desvelar el show-car Alpine Vision. Un auténtico coupé biplaza, elegante y ágil, dotado de motor central trasero. Alpine Vision prefigura el estilo y las prestaciones del deportivo de serie que se dará a conocer antes de que finalice el año 2016. Se fabricará en Dieppe (Francia) y se comercializará a partir de 2017 en Europa y más adelante en el resto del mundo.


Alpine ha elegido los tramos del Rallye de Montecarlo y, en concreto, la prestigiosa ruta del “Col de Turini”, escenario de sus mayores hazañas deportivas, para iniciar su nueva andadura. Vuelve la legendaria marca representada por el logo de la «A con flecha», dispuesta a ocupar un lugar de privilegio en el terreno de la alta competición. Y lo hace a través de una promesa: ofrecer una experiencia única tanto a los amantes de los vehículos hermosos como a los auténticos apasionados de la competición.
«He elegido Alpine como nombre para mi firma porque ese adjetivo representa para mí el placer de conducir por carreteras de montaña. Cuando más he disfrutado ha sido recorriendo los Alpes con mi “Cuatro-Cuatro” con caja de 5 velocidades, y quise que mis clientes también se divirtieran al volante del coche que deseaba construir. Alpine es un nombre que suena bien, y es también un símbolo».

Alpine Vision representa el coche deportivo potente, elegante y ligero, dedicado al más puro placer automovilístico. Una silueta baja y estilizada, un capó abombado que aloja dos pares de faros redondos, unos flancos ahuecados y unas aletas traseras ceñidas que acompañan una popa afilada subrayada por luces horizontales: no cabe duda, es un Alpine. La «A con flecha» firma las aletas delanteras y los flancos. Además, no faltan las referencias al A110 y a otros modelos emblemáticos. Alpine Vision evoca eficacia y fluidez. Tanto en el exterior como en el interior, las estructuras y la tecnología se enaltecen. Las llantas diamantadas sugieren velocidad y elegancia. La popa de hombros anchos da cobijo a entradas de aire en las custodias para favorecer la refrigeración del motor, situado en posición central trasera. Las luces traseras alargadas incorporan una firma luminosa en forma de «X». El diseño de la luneta respeta la forma emblemática que en su momento popularizó el A110. Por su comportamiento ágil y brillante, Alpine Vision está especialmente destinado a las carreteras sinuosas y esta característica se plasma hasta en su diseño.

Las líneas de Alpine Vision despiertan las ganas de tener y conducir un coche con carácter. Una vez al volante, la precisión, la agilidad y el carácter juguetón del chasis componen un emocionante cóctel. El placer es intenso a todas las velocidades. Para que las prestaciones puedan expresarse en todo su potencial hacen falta recursos y en este aspecto Alpine Vision no deja lugar a dudas. Con un 0 a 100 km/h en menos de 4,5 segundos, la capacidad de aceleración se sitúa en el nivel esperado para el futuro modelo de serie. El motor de 4 cilindros turbo suministra su potencia con un sonido evocador. Y dado que Alpine Vision cultiva ante todo la ligereza, cada CV y cada Nm alimentan directamente las sensaciones. En cuanto a los frenos, potentes y resistentes, se sitúan al unísono con el placer y la eficacia. En todo momento, el show-car Alpine Vision crea una relación de intimidad entre el conductor, el coche y el entorno. De la proximidad directa e intensa entre estos tres elementos nace la esencia del placer que proporciona Alpine.

Nada más abrir la puerta aparece la personalidad Alpine: el peldaño de aluminio firmado con los nombres de los diseñadores del show-car invita a subirse a bordo de una creación única. El contraste entre los materiales y los colores marcan el ritmo en el interior. Los detalles, muy trabajados, se unen a las piezas con tratamiento en bruto. A la emoción visual se une así la emoción táctil. El habitáculo recurre a la piel, las microfibras, el aluminio y el carbono, creando una atmósfera contemporánea. Los elementos high-tech combinan entre sí las piezas que evocan la competición y las que hacen referencia a la herencia Alpine. Por ejemplo, el tirador de apertura de la puerta retroiluminado contrasta con el guarnecido de piel adamascada de color negro, subrayado de pespuntes de color blanco, que acolcha las contrapuertas. Los asientos reflejan también este juego de contrastes creador de dinamismo. Presentan un estilo "baquet" e integran un arnés con hebilla de aluminio inspirado en la competición. La piel acolchada que los cubre se combina con un tejido de microfibra sensual a la vez que tecno.

El piloto dispone ante sí de una pantalla TFT (Thin Film Transistor) personalizable con toda una serie de instrumentos. Los dos pedales y el reposapiés de aluminio llevan tres triángulos estampados que evocan las cumbres alpinas. El volante de tres radios, también de aluminio, está dotado de una gran llanta cubierta de piel de color negro pespunteada. Rodeado de las palancas de selección de marchas, incluye un sugerente botón «Sport». Los mandos principales están realzados y disponen de una retroiluminación de color «azul Alpine» que ilumina también el centro de los aireadores. En el centro, la consola se asienta sobre una estructura de aluminio bien visible y revestida de cuero y parece flotar dentro del habitáculo. Da cobijo a la tablet táctil multimedia así como a un cronómetro circular. El mando «Start» está al alcance de la mano, protegido por una clavija que no ofrece resistencia ante la tentación. La explosión de los sentidos es inmimente.

La historia de Alpine es la visión de su fundador Jean Rédélé. Es la unión de la competición, el ingenio, el estilo y el sentido del comercio. Una auténtica saga repleta de encuentros e intercambio de ideas, que acaba de celebrar su 60 cumpleaños. Tras lograr múltiples victorias al volante de su Renault “Cuatro-Cuatro” (4CV) modificado, Jean Rédélé muy pronto se percata del potencial existente para crear su propia marca de automóvil. Entendía que había espacio para un coche con un diseño innovador, equipado de una mecánica competitiva de gran difusión bajo una carrocería ligera y atractiva. Ese fue el principio técnico que presidió el diseño del A106 y dio lugar al nacimiento oficial de Alpine en 1955.

El segundo principio que desarrolló Jean Rédélé fue comercial. Se trataba de dar una dimensión internacional a su actividad mediante la cesión de licencias. Entre 1955 y 1995, Alpine produce y vende 30.000 coches deportivos. A pesar de un paréntesis de veinte años, Alpine sigue respirando. La actividad de los antiguos trabajadores de la marca, el fervor de los clubes de aficionados y el compromiso de pilotos privados en múltiples y variadas competiciones no han dejado que decaiga. Todos han mantenido la llama Alpine y han cultivado la esperanza de verla volver. Ahora, esta vuelta ya es una realidad.

A finales de 2012, el Grupo Renault anuncia su intención de volver a lanzar Alpine. ¿Y si el sueño de volver a ver un Alpine en la carretera se hiciera realidad algún día? Aun así, debe confirmarse la intuición de que la leyenda puede volver a ocupar un lugar único y duradero en el mercado. Tres años más tarde, el equipo Alpine está listo: intenciones estilísticas, principios fundadores, business model, ambiciones internacionales… Alpine vuelve con Alpine Vision: el show-car prefigura en un 80% el coche deportivo que se presentará de aquí a finales de 2016 para, a partir de 2017, competir en el exigente mercado de las berlinas de competición premium.