De allí salieron tres unidades SEAT para competir en las complicadas carreteras de los Alpes mediterráneos: un pequeño SEAT 127 en manos del periodista Manu Cortés, un SEAT 1430 FU 1600 que sería pilotado por el también periodista Joan Dalmau, y un espectacular SEAT 124 Gr.4, unidad réplica pilotada por Salvador Cañellas y Daniel Ferrater, rememorando la fantástica cuarta posición conseguida en el Rallye Monte-Carlo de 1977. La participación del equipo SEAT Coches Históricos, y en particular de este coche, que contaba con la misma tripulación que lo hizo antaño, despertó una gran expectación en el rallye. El año pasado, incluso el Príncipe Alberto quiso saludar a Salvador Cañellas. Y en esta edición, el SEAT también fue uno de los coches más aplaudidos… en buena parte, porque Salvador Cañellas se esmeró en hacer las delicias del público cuando el hielo y la nieve le permitían deslizar el tren trasero de su coche.
Salvador Cañellas y SEAT estuvieron siempre entre los grandes protagonistas de la carrera, pero en una prueba internacional de tanto prestigio, ese protagonismo fue compartido con pilotos de la talla de Michel Decremer, ganador de la pasada edición del Rallye Monte-Carlo, o Guy Frequelin, tercero en el rally en su edición de 1978 y subcampeón del mundo de Rallyes. Otros de los protagonistas del evento fueron Daniel Elena, copiloto de Sebastien Loeb y por tanto nueve veces campeón del mundo de rallyes, o Bruno Saby ganador del Dakar en 1993 y un apasionado del Rallye Monte-Carlo. Entre el 31 de enero y el 7 de febrero, fechas en las que tuvo lugar el XXI Rally Monte-Carlo Histórico, hay muchas horas de recorrido, muchas horas de volante, esfuerzo y dedicación, y unas cuantas anécdotas.
Salvador Cañellas-Daniel Ferrater, SEAT 124 Gr.4
Con más de setenta años cada uno, lo más destacable es el excelente estado de forma de Cañellas, que si no fuera por alguna que otra cana, seguiría pareciendo el mismo que empezó en las carreras de motos hace más de cincuenta años. La primera jornada de enlace entre Barcelona y Bourgoin-Jallieu, con 1.150 km y más de catorce horas de conducción ininterrumpida, fue terrible por el esfuerzo y por tener que salir a los dos primeros tramos casi sin dormir. Tras el esfuerzo inicial, el equipo funcionó a la perfección, y cuando se trataba de imprimir un ritmo más elevado sobre hielo o nieve, la destreza de unas manos como las de Cañellas fueron suficientes para imponer su calidad, pero luego llegaron los inevitables problemas. La caja de cambios cedió, y hubo pequeños problemas de tipo eléctrico. Daniel Ferrater se quedó sin luz de apoyo para leer las notas del rumbo por la noche, a lo que hubo que añadir algunos problemas en los sistemas de medición de las medias de velocidad. Todo ello hizo que el coche líder del equipo SEAT Coches Históricos sufriera algunas penalizaciones que le fueron llevando ligeramente por detrás de los cincuenta primeros clasificados, aunque el 124 Gr.4 acabó la durísima prueba en perfecto estado.
Joan Dalmau-Carles Jimenez, SEAT 1430 FU 1600
Joan Dalmau sacó un excelente partido al “FU”, un coche de serie en impecable estado y tan solo mejorado con unos frenos algo más eficaces que los originales y un imprescindible autoblocante como únicas “armas” para defenderse ante los virados tramos del Monte-Carlo. Todo ello, junto con su templanza y los consejos de su experto copiloto, Carles Jiménez, le sirvieron para llevar a meta al 1430 como el mejor SEAT de esta edición. Hubo un primer susto casi absurdo, cuando el comisario encargado de poner el sistema de medición para el control del rallye empujó con tanta fuerza la luna delantera que la movió… por lo que rápidamente los mecánicos, ante el pavor de piloto y copiloto, resolvieron el percance en segundos.
Manu Cortes-Eloi Alsina, SEAT 127 Gr.1
Pequeño y poco potente, pero muy ligero y muy ágil, así es el SEAT 127 Gr.1 elegido por Manu Cortes para competir en el Rallye Monte-Carlo Histórico. Mejorado en frenos y armado con un eficaz autoblocante, se inscribía entre los participantes de media de velocidad baja. Pero el periodista y piloto lo decía una y otra vez, “si la pista se complica, si el hielo y la nieve cubren todo el recorrido, el 127 es el mejor coche para ganar”. Muchos no le tomaron en serio, pero Cortés, perfectamente copilotado por Eloi Alsina, comenzó a ascender en la clasificación hasta situarse entre los veinte primeros a falta de dos etapas para el final del rallye. La mala suerte en forma de una piedra escondida en la nieve truncó sus opciones en la clasificación general.
El Rallye, como es tradicional, concluyó con la cena de gala ofrecida por el Automóvil Club de Mónaco a los pilotos, copilotos y tripulaciones, en total, más de mil personas se dieron cita en “la Salle aux Étoiles du Sporting de Monaco”, para la entrega de premios de la XXI° edición del Rallye Monte-Carlo Histórico. Los ganadores fueron Gianmaria Aghem y Diego Cumino, pilotando un Lancia Fulvia. Tras lo pertinentes discursos, todos comenzaron a trabajar en la XXII° edición del Rallye Monte-Carlo Histórico.