Orientarse para elegir la cuota mensual correcta
Uno de los factores imprescindibles para evitar sobre endeudarnos es saber elegir la cuota mensual que pagaremos. La cantidad que elijamos debe permitirnos hacer frente cada mes al pago además de poder seguir con el resto de nuestras obligaciones financieras como el pago de las facturas, del alquiler o los gastos básicos. Es aquí donde entra el 35%. El Banco de España aconseja que para poder encontrar este equilibrio no debemos dedicar más del 35% de nuestros ingresos netos mensuales al reembolso de todos los créditos que tengamos. Así, si cobramos 1.500 euros netos al mes, no deberíamos dedicar más de 525 euros a la devolución de un préstamo. Con este cálculo nos quedarían 975 euros al mes para el resto de nuestros gastos.
Aunque el 35% es la recomendación oficial, lo cierto es que según distintas variables este porcentaje podría ser menor o mayor. Si el préstamo tiene dos titulares, si tenemos hijos o personas a nuestro cargo o si nuestro sueldo es superior, el porcentaje que podríamos dedicar podría variar, ya que la cantidad de ingresos que debemos dedicar a nuestros gastos habituales variará.
La regla del 35% es una buena forma de orientarnos para saber qué mensualidad pagar. Aunque para escoger la cuota que mejor se adapte a nuestro día a día financiero debemos evaluar bien nuestros ingresos y gastos recurrentes y elegir en base a nuestros cálculos.
La cuota, ni tan baja ni tan alta
No elegir una cuota demasiado alta que desequilibre nuestra economía es imprescindible para evitar acabar en un impago, pero los extremos nunca son buenos y elegir una cuota demasiado baja también puede perjudicarnos. Aunque no lo parezca, el plazo es uno de los factores que más afecta al coste total de un crédito, ya que los intereses se generan de manera mensual. Así, mientras más baja sea la mensualidad de reembolso, más se alargará el plazo, haciendo que se generen intereses durante más tiempo.
Por ello, además de no pasarnos con una cuota demasiado alta que no nos permita hacer frente al resto de los gastos, tampoco debemos pecar de justos y elegir una cuota demasiado baja que alargue infinitamente el plazo y haga que paguemos más por el préstamo.
En definitiva, encontrar el equilibrio para la cuota perfecta evaluando todos los factores que influyen en la decisión y tomando como punto de partida el 35% de nuestros ingresos será una buena forma de no equivocarnos con nuestra financiación.