Muchas veces son los propios despachos de abogados quienes no tienen entre sus prioridades esta transformación digital. Ya sea por miedo o por no saber por dónde empezar este proceso de cambio. El sector jurídico ha sido tradicionalmente un sector muy conservador dónde la metodología de trabajo utilizada a lo largo de los años se ha quedado obsoleta a día de hoy. Iniciar este cambio debe ser una decisión tomada desde el consenso y el convencimiento de querer mejorar el servicio para los clientes. Contar con especialistas y asesores que guíen el proceso es importante para que la evolución se haga con éxito.
Por ello, empezar esta evolución debe tener un objetivo claro: diferenciarse del resto. Enfrentarse a este reto tecnológico no es simplemente ofrecer los mismos servicios que un despacho tradicional en versión online. La idea es ir más allá y buscar ese elemento diferenciador que haga que merezca la pena que los clientes se fijen en ello, como puede ser la amplia experiencia en asesoramiento jurídico integral o la innovación. En este punto entra en juego el valor de las nuevas tecnologías para aumentar la eficacia de su trabajo y así ser la primera opción para los clientes.
La incorporación del mundo digital a las tareas cotidianas de los despachos les permitiría reducir su tiempo en realizar muchos trabajos, es decir, reducir los costes y competir de tú a tú con los grandes despachos. En este sentido, el mundo legal necesita adaptarse a las nuevas realidades sociales: nuevas tecnologías y clientes nativos digitales. Son los propios usuarios quienes acostumbrados a una realidad en la que los procesos cada vez son más rápidos y las reacciones más inmediatas, solicitan un servicio adecuado a sus necesidades.
Contratar un abogado a través de internet es cada vez un servicio más demandado por su rapidez, comodidad y disposición a cualquier hora. Contactar con ellos desde cualquier ubicación de forma directa y segura es uno de sus puntos fuertes. Los nuevos despachos de abogados online nacen con mentalidad digital, lo que supone que conocen las necesidades de los clientes en lo que a tiempo y espacio se refiere. Adaptándose a las necesidades de cada cliente, las aplicaciones de videoconferencias, emails y teléfono ayudan a que las gestiones sean más rápidas y eficaces. Los profesionales que forman los bufetes virtuales están colegiados y altamente cualificados.
Sin embargo, es cierto que muy pocos despachos están siendo proactivos en esta adecuación a las nuevas tecnologías a pesar de la demanda creciente. La realidad es que los clientes quieren efectividad y eficiencia a la hora de resolver sus problemas legales y la tecnología es la herramienta adecuada para poder ofrecerles las mejores prestaciones. En este sentido, estar a la vanguardia tecnológica también beneficiará a los propios despachos para ofrecer un servicio adaptado a los nuevos tiempos. No hay duda de que los despachos que no se amolden es posible que tengan problemas de adaptación al mercado en el futuro.
A la transformación digital en el sector legal en España aún le queda bastante camino por recorrer pero empieza a generarse un caldo de cultivo en el que todos los actores del sector tienen bastante predisposición por formar parte de él. De hecho, desde el año pasado se puede asistir al Congreso Internacional sobre Legal Tech que sirve como punto de encuentro entre los principales protagonistas del sector y como la presentación de un mundo de posibilidades en este sector necesitado de innovación tecnológica desde todos los puntos de vista.
Para que todas estas propuestas prosperen y sean de utilidad en el mundo jurídico es esencial que exista colaboración y participación entre despachos. El desarrollo de las herramientas de legaltech es por un bien común y que poco a poco se irá incorporando a la rutina diaria de los distintos departamentos. Sin duda la digitalización es el presente por el que pasa el sector para adaptarse a la realidad del mundo actual y poder ofrecer un servicio adaptado a las necesidades que demandan los clientes del siglo XXI.