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A favor de la salud mundial: movilidad urbana sostenible

Miguel Ángel Ochoa.

OPINIÓN: Por Miguel Ángel Ochoa, Presidente del Think Tank Movilidad, Fundación Corell

Lunes 09 de abril de 2018
Las ciudades de todo el mundo se enfrentan a desafíos extraordinarios y la movilidad puede ser una de las claves de su éxito o fracaso.

El transporte público que, a menudo, se percibe como un gran elemento de gasto en lugar de como inversión, debe ser capaz de poner en valor sus múltiples beneficios para la sociedad.

Así, estrategias de movilidad eficientes mejoran la competitividad en las áreas metropolitanas y reducen las restricciones al crecimiento, al mover a más personas y redistribuir mejor el espacio urbano disponible. Esto conduce a economías de escala, ya que la mayor conectividad permite una mayor concentración de actividades y mejora la accesibilidad, generando una mayor productividad y eficiencia de la actividad económica.

De acuerdo con los datos de la Unión Internacional de Transporte Público (UITP), los beneficios socio-económicos que genera el transporte público son 5 veces mayores que el dinero invertido en él. Además, las empresas de transporte público se encuentran entre los principales empleadores a nivel local, con más de 2 millones de personas trabajando en la UE, en puestos de trabajos que no pueden ser deslocalizados. Duplicar la cuota de mercado del transporte público en todo el mundo ahorraría alrededor de 170 millones de toneladas de petróleo y alrededor de 550 toneladas de CO2 equivalente, además de una contribución enorme para conseguir ciudades más seguras, inclusivas y habitables.

Optimizar los beneficios del transporte público para la sociedad requiere alinear las políticas de movilidad con la visión y estrategias de desarrollo urbano.

Educación y empleo, turismo y cultura, resiliencia, inclusión social... se encuentran entre los aspectos críticos abordados por la Nueva Agenda Urbana. Pero es, sin duda, en el ámbito de la salud donde se puede apreciar de manera más notable el impacto positivo que una movilidad urbana sostenible aporta al conjunto de la sociedad, especialmente en el marco del actual proceso de urbanización global.

De acuerdo con la Organización Mundial de Salud, “el bajo nivel de actividad física es el cuarto factor principal de riesgo para la mortalidad mundial y está creciendo en muchos países, con el incremento de las llamadas enfermedades no transmisibles”.(1) La movilidad activa (en transporte público, andando o en bici) puede ayudar a prevenir muchas de las 3,2 millones de muertes por inactividad física.

Uno de los mejores indicadores globales de la salud de una ciudad es la calidad del aire. Los niveles de contaminación del aire suelen ser bajos en las ciudades con una sólida planificación integral de transporte y usos del suelo, que cuentan con buenos sistemas integrados de transporte público y amplios espacios para los peatones. En cambio, se disparan en las zonas urbanas que priorizan el uso del vehículo privado en un marco de expansión territorial que crezca descontroladamente.

Actualmente, más del 80% de las ciudades del mundo superan los límites de calidad del aire establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y más de la mitad de las ciudades que miden esta contaminación notifican niveles de calidad 3,5 veces superiores a dichos límites, o incluso más elevados.

Hablemos claro, la contaminación del aire mata, al igual que el cambio climático existe, independientemente de ideologías políticas. “Y estamos hablando de la protección de la salud humana, no del medioambiente o de los animales, como algunos demagogos pretenden hacernos creer. Cada año, tres millones de personas fallecen prematuramente debido a la contaminación del aire, que es más intensa en las grandes ciudades de Asia, África y América Latina. La OMS ha estimado que la contaminación del aire causa una de cada tres defunciones por accidente cerebrovascular, enfermedades respiratorias crónicas y los distintos tipos de cáncer de pulmón, así como una de cada cuatro defunciones por infarto de miocardio.” (1) La concentración de ozono a nivel del suelo, que es producto de la interacción de muchos contaminantes distintos con la luz solar, causa también enfermedades respiratorias crónicas y asma. Además, la propia luz solar puede ocasionar asma y enfermedades respiratorias crónicas.

Las administraciones nacionales, regionales y locales deben aplicar políticas y realizar inversiones que promuevan el transporte público, la eficiencia energética en las viviendas, la generación de energía y una mejor gestión de los residuos. Pero también cada uno de nosotros podemos y debemos promover cambios a nivel individual y en nuestra comunidad.

En una sociedad cada vez más digitalizada, debemos ser capaces de aprovechar el gran potencial de los millones de datos que generamos y recibimos, tanto para la correcta toma de decisiones como para mostrar las ventajas de las mismas. Así, hoy en día, los servicios de salud y movilidad de muchas ciudades están ya trabajando conjuntamente para calcular los beneficios que cada potencial medida de transporte podría generar para la salud, ver la interrelación entre el reparto modal en una ciudad y las admisiones hospitalarias asociadas a causas respiratorias, etc. Así, el simple hecho de monitorizar la calidad del aire permite avanzar en la línea correcta (más de la mitad de las ciudades que supervisan los niveles de contaminación del aire en los países de ingresos altos lograron reducciones del 5% entre 2008 y 2013).

En cualquier caso, debemos actuar con mayor rapidez y urgencia, sobre todo en los países de ingresos medianos y bajos, donde no se han logrado avances tan claros y donde la calidad del aire está empeorando. Debemos asegurarnos de que las personas sepan cuáles son los niveles de contaminación del aire en su ciudad y de que sean conscientes de sus efectos letales, porque es la forma más eficaz de que cada uno de ellos y sus gobiernos decidan actuar.

Y aquí, de nuevo, es cuando el sector empresarial, firmemente apoyado por gobiernos que entiendan los retos globales, puede ser un elemento facilitador del cambio. “Es necesario que la industria, generalmente innovadora, se anticipe a las necesidades, de forma creativa mediante el diseño de soluciones y plataformas integradas de movilidad eficientes.”(1) Y que las Administraciones apuesten por estrategias urbanas sostenibles en el marco de una transición energética decidida y realista, conformando así un marco estable para el desarrollo de esquemas de colaboración público-privada que garanticen el mejor servicio a los ciudadanos.

El gran reto que nos presenta la salud a nivel mundial sólo podrá ser alcanzado con éxito a través de la elaboración de una estrategia global y de largo plazo resultante de la integración horizontal (medioambiente, salud, transporte...) y vertical (integración nacional, regional y local). La gama de posibles actuaciones y recomendaciones está altamente interrelacionada y, por lo tanto, los esfuerzos efectivos para ponerlos en marcha deben incluir necesariamente a todos los actores.

En definitiva, la salud depende de cómo se desarrollan las ciudades y, en este sentido, es vital garantizar la democratización de una movilidad, eficiente, accesible y asequible. Desde el Think Tank Movilidad y la Fundación Corell, en el ámbito de nuestras competencias respectivas, seguiremos trabajando para mejorar la calidad de vida urbana y el bienestar económico mediante el apoyo y la promoción del transporte público sostenible en todo el mundo. Especialmente en el Día Mundial de la Salud, ¡les animamos a que se unan a nosotros!

(1) Extractado de la ponencia sobre “Salud Pública y Movilidad sostenible” presentada por Dª María Neira, Directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OMS, en el 20 Aniversario de la Fundación Corell.

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