La encuesta, en la que han participado más de 900 personas de la región de 25 sectores diferentes abarcando a más de dos millones de empleados, define las cuestiones de salud clave a las que se enfrentan las empresas a la hora de desarrollar sus estrategias relacionadas con la gestión de los riesgos de sus plantillas, incluyendo retos y oportunidades.
La mayoría de los encuestados reconoce de forma abrumadora la importancia de contar con un programa de salud y bienestar bien definido y comunicado, pues existe estrecha correlación entre la salud del empleado y su desempeño.
A pesar de la clara correlación que existe entre la salud y el desempeño de los empleados, muchas empresas no parece que estén implementando estrategias que faciliten estos resultados, y el predominio de programas de salud de todo tipo es inferior al de hace dos años.
Andrew Cunningham, Commercial Leader, Health & Benefits, EMEA en Aon indica: "Esta encuesta demuestra que la atracción y retención del talento es uno de los temas principales en el ámbito de los Recursos Humanos en este momento y es positivo que muchas empresas afirmen que son conscientes de la relación existente entre la buena salud de los empleados, su desempeño y engagement. No obstante, los datos también sugieren que en realidad las empresas necesitan preguntarse si están haciendo lo suficiente para proteger la salud y bienestar de su principal activo. Es hora de pasar de las buenas intenciones a una inversión calibrada, modificando las estrategias de comunicación para dar un mayor apoyo a los empleados.”
Matthew Lawrence, Chief Broking Officer, Health & Benefits, EMEA en Aon comenta: “Aunque un mayor número de organizaciones cuenta ahora con un presupuesto de salud definido, para muchas empresas esto no parece ser suficiente para lograr sus objetivos de salud y bienestar. Es fundamental que piensen detenidamente sobre cuál es la mejor forma de utilizar este presupuesto. Es importante focalizar las iniciativas de salud en aquéllas áreas donde sea más necesario y aporten más, tanto desde el punto de vista de valor de la inversión como de su retorno. Por ejemplo, la utilización de datos y su posterior análisis deberían llevar a la realización de acciones dirigidas y resultados medibles que podrían tener un potencial impacto positivo tanto en el empleado individual como en la empresa. Casi el 80% de los participantes en esta encuesta no están aprovechando esta oportunidad. El 85% que en la última encuesta afirmó que tenía intención de comenzar a medir el éxito de sus programas no lo ha hecho; sería por tanto interesante ver cuántos del 88% que este año indica lo mismo habrá puesto en marcha programas de medición en 2020.”