En primer lugar, China está viendo de cerca como emerge una nueva clase social que hasta el año 2000 era apenas imperceptible, la clase media. No fue hasta el año 2012 cuando dos de cada tres habitantes comenzaron a ingresar mensualmente cifras que les posicionarían en este rango.
Esta transformación se produce fruto de un cambio en la educación, al acceder en mayor número a estudios superiores, surgiendo una generación más creativa e innovadora. Según estudios de Euromotir, se espera que el gasto de los chinos en educación alcance los 133 millones de dólares en 2020. Esta demanda por la educación se concentra sobre todo en la zona este de China. Al emerger estos perfiles, las ciudades comienzan a llenarse de inversores, emprendedores, aceleradoras de startups. “Se está produciendo un nuevo auge empresarial y tecnológico en China gracias al cual comienza a notarse un ansia en los jóvenes por fundar compañías de referencia tecnológica como Google o Facebook, y si a esto se une la inyección de capitales en el país, estamos ante el caldo de cultivo perfecto por la que China se ha convertido en la principal potencia en diseño e innovación”, apunta la consultora internacional dedicada a apoyar a las empresas en el gigante oriental,
De hecho, la financiación también ha comenzado a fluir. El propio Gobierno chino creó un fondo de más de 5.000 millones de euros destinados a nuevas empresas y los fondos de capital riesgo han invertido más de 14.000 millones de euros en empresas nuevas.
Una cuarta razón es la especialización de China en el mercado tecnológico, creándose en un sinfín de regiones chinas áreas especializadas en alta tecnología en donde los empresarios reciben ayudas. El pasado 2017 se contabilizaron más de 120 de estas áreas, donde se forjan las bases de la innovación en el país.
Ante este crecimiento, Estados Unidos nota cierta presión ante el crecimiento del país asiático puesto que está acaparando gran parte de las inversiones extranjeras en ciencia y tecnología, con un 20% de la inversión mundial frente al 27 que reciben los americanos.
Por último, además de la innovación y la tecnología, una de las principales claves empresariales de China se encuentra en saber adaptar ciertos productos a las necesidades particulares que exige el mercado asiático, adaptando productos occidentales a su propio mercado, o estableciéndose directamente en el gigante asiático.
“China está viviendo una nueva ola tecnológica que no sólo tiene que ver con la electrónica, cuya producción está representando en la actualidad el 27% de la producción mundial. De hecho, vemos como el gigante asiático cuenta con una sólida e innovadora industria que se está desarrollando hasta el punto de hacer temblar a las grandes compañías occidentales”, explican desde SedeenChina.