La reforma planteada por Foster para este edificio de cuatro plantas incluye una innovadora fachada transparente con estructura en diagrid (patrón simétrico de vigas que se entrecruzan en diagonal) que lo dota de una fuerte identidad visual. Para el arquitecto, “establece una nueva visión de la estructura existente de los años 70, volviendo a su esencia y creando un edificio flexible, preparado para el futuro y duradero”.
El nombre escogido, AXIS, significa “eje” en griego. Está concebido como un sistema robusto de acero inoxidable y vidrio. Su diseño innovador y contemporáneo emplea las últimas tecnologías para combinar una fachada transparente con una malla exterior, que proporciona control solar y minimiza el consumo de energía. Algo vital ya que con 2.769 horas de luz solar al año, la propia luz natural de Madrid maximiza el concepto de sostenibilidad del inmueble. La superficie total es de 3.930 m2, con una fachada comercial en el paseo de la Castellana de 20 por 7 metros; y otra con la calle de Génova de 40 por 7 metros.
Una ciudad a escala humana
El trabajo en Madrid de este arquitecto, mundialmente reconocido, es síntoma también para Cueto, del buen momento que vive la capital española y del interés que suscita internacionalmente. “Ofrece seguridad jurídica y oportunidad de negocio. El reto que tenemos es equilibrar la ciudad porque tan importante es que se hagan inversiones como esta, como que la gente que lo pasa mal pueda tener una vivienda digna”.
Apoyar un proyecto como este es para el coordinador una “muestra clara de la colaboración público-social” que caracteriza al Gobierno de Manuela Carmena y una forma de demostrar lo que a Madrid le importa actuaciones de este tipo. “Los iconos crean valor y Madrid va a valer más cuando Norman Foster lo concluya”.
En el centro de un eje vital
El nombre escogido, AXIS es una referencia clara asu estratégica ubicación, en la plaza de Colón, alinicio del paseo de la Castellana que conecta el sur y el norte de la ciudad y en un punto en el que confluyen tres distritos: Chamberí, Centro y Salamanca.
Se da además la circunstancia de que, al ser el estudio británico el ganador de la ampliación del Museo del Prado, cuando concluyan ambas obras, “tendremos un paseo Foster, que arranca en Colón y termina en el Prado”, ilustró Cueto. “Aunque el Prado sea algo futuro, ambos proyectos tienen algo en común –coincidió Norman Foster- y es que están en conexión con un espacio público, ambos rompen las barreras que separan lo público de lo privado y se abren a la ciudad”.
De esa huella de Foster en Madrid, Cueto subrayó el legado de la Fundación Foster, abierta hace un año, y que sitúa a Madrid en “la vanguardia del debate del urbanismo mundial”. Un posicionamiento importante para una de las ciudades “más vivibles del mundo”, que ha recuperado su escala humana. A preguntas de los periodistas, Norman Foster calificó de “fantástico” el proceso de peatonalización que el Gobierno municipal ha emprendido en el centro de Madrid./