Opel ya dio una gran sorpresa en 1920 con el coche de carreras de 12,3 litros en las carreras en la playa en la isla danesa de Fanø. El pasado sábado el "Monstruo Verde" volvió literalmente a las pistas de arena. Las carreras comenzaron en la playa de Lakolk a las 10 de la mañana - al igual que hace casi 100 años recorriendo un octavo de milla (205 m). El lugar es perfecto para el renacimiento de unas carreras legendarias con una superficie amplia y plana de arena casi tan dura como una piedra directamente en la costa y con los espectadores que también reviven los "dorados años veinte" con su ropa y accesorios. Este es el ambiente adecuado para que el "monstruo verde del cubicaje" de Rüsselsheim, que rememora las pasadas victorias en las carreras de playa de aquí y que ha vuelto para continuar la tradición. En 1914, el coche de carreras de 12,3 litros ya estaba mejor equipado que la competencia para estas carreras, con tecnología avanzada de cuatro válvulas por cilindro, árbol de levas en cabeza y eje de transmisión vertical. Debido a la enorme altura del motor, los muelles de las válvulas sobresalen a través de 16 agujeros en el capó. Los pistones funcionan dentro de las cámaras de combustión a una velocidad lineal de 24 metros por segundo, equivalentes a 86 km/h, lo que representa niveles de Fórmula 1. El motor ofrece 260 CV, lo que permite que el coche de carreras alcance velocidades de hasta 230 km/h, y en la década de 1920, incluso dejó atrás al poseedor del récord absoluto de velocidad Malcolm Campbell.
El "Green Monster" causó sensación el sábado solamente con sus características mecánicas. Pero el Rømø Motor Festival fue una gran atracción, no solo por las emocionantes carreras con coches y motos de carreras históricos; sino porque todo el fin de semana la isla ofreció "regresar a los años 20 a 40" en directo. La fiesta comienzó el viernes con bandas como "The Greyhounds", "JC Hawkins & His Model A Playboys" y "Marv & the Yunques" tocando en vivo. El sábado, "Wild Wax Combo", "Rockin 'Bones" y Paul Ansell continúaron el viaje musical a través del tiempo. Mientras que la entrada para escuchar los conciertos y disfrutar de las demás atracciones del festival cuestó 40 €, la entrada para las carreras del sábado fue gratuita. Para lograr una atmósfera aún más auténtica, los organizadores pidieron a los visitantes que participaran en los eventos con ropa de época; lo cual fue obligatorio para el acceso a algunas áreas.