La exitosa reunión, que atrajo a admiradores del motor rotativo de Mazda de diversas partes de España -entre ellas Madrid, Valencia, Bilbao o Galicia-, se produce 40 años después del lanzamiento del Mazda RX-7. Este mítico modelo contaba con las proporciones de un deportivo clásico, ofrecía una conducción ágil y con toda la potencia de su motor rotativo, dio respuesta a quienes demandaban un deportivo en una década marcada por la crisis del petróleo. La primera generación (SA), presentada en 1978, era característica tanto por su bajo consumo como por su ligereza o agilidad. Su diseño contaba con líneas afiladas combinadas con rectas, superficies curvas y faros escamoteables. El motor de 150 CV estaba asociado a una caja de cambios manual de cinco velocidades que conseguía acelerar de 0 a 100 en 8,5 segundos. La venta de más de 570.000 unidades del Mazda RX-7 dio paso a la segunda generación (FC). Ésta fue lanzada al mercado en 1985, ofrecía variantes turboalimentadas, descapotables y un porte más atlético, mientras continuaba ofreciendo detalles de la generación anterior como los faros escamoteables, a la vez que mostraba novedades como la toma de aire del capó o la luna trasera. El aumento de tamaño y el cambio por motores de mayor rendimiento supuso un aumento de potencia de 180 hasta 205 CV en sus variantes Turbo y GT.
La tercera generación del Mazda RX-7 (FD), lanzada al mercado en 1992 y que continuó su producción hasta 2002, combinaba turboalimentadores secuenciales dobles con un motor rotativo 13B y ofrecía más del doble de potencia que los vehículos de la primera generación. Esta última daba lugar a uno de los deportivos más esbeltos y bonitos de la historia, pero a la vez cumplía el objetivo de la marca nipona de crear un deportivo divertido de conducir con mayor potencia y menor peso. Su diseño, con un capó largo, extensiones en los bajos y un llamativo alerón, contaba con un motor rotativo 1.3 de dos rotores de 240 CV que conseguía acelerar de 0 a 100 en 5,2 segundos.
El modelo, que utilizaba un motor rotativo del que la marca japonesa siempre ha sido fiel defensora, tiene sus orígenes en el modelo nacido en la década de los 60, el Mazda Cosmo Sport y llegó para sustituir al Mazda RX-3. La relación entre Mazda y el motor rotativo se remonta a 1961, cuando Mazda presenta el prototipo de su primer motor rotativo. En 1970 se exportan los primeros vehículos con motor rotativo a Europa, y un año después se alcanzan las primeras 200.000 unidades producidas. Con la remodelación del Mazda RX-7 en 1983 se le incorpora el primer motor rotativo turbo del mundo. Los éxitos comerciales obtenidos por el Mazda RX-7 y posteriormente por el Mazda RX-8 hace que Mazda nunca haya dejado de investigar sobre la viabilidad futura del motor rotativo. De hecho, la marca de Hiroshima ha anunciado la próxima comercialización de modelos eléctricos con extensión de autonomía que contarán con un motor rotativo.