Eurozona: impulso endógeno
La Eurozona debería permanecer en el vértice estable de la economía global, ya que creemos que la región cuenta con suficientes márgenes como para ser capaz de absorber las externalidades negativas en términos de liquidez y la incertidumbre comercial. Sin embargo, después del +2,6% de 2017, un récord en 10 años, el crecimiento del PIB debería desacelerarse al +2,1% y al +1,8% en 2018 y 2019, respectivamente. Esperamos que el crecimiento alcance del +0,4% al +0,5% intertrimestral en el 3T y que permanezca estable durante los próximos dos trimestres. En el futuro, se espera que una menor contribución del comercio exterior neto se vea parcialmente compensada por una demanda interna más sólida. Una menor inflación (1,7% a finales de 2018), junto con el aumento de la renta disponible, respaldará el poder adquisitivo de las economías domésticas (+1,4% en 2018). Se espera que las empresas inviertan, puesto que aún disfrutan de elevados márgenes y de bajos costes de financiación. El BCE seguirá desempeñando una función protectora: (i) la primera alza de tipos de interés en otoño de 2019 con un tipo de refinanciación que previsiblemente alcanzará el 0,75% a finales de 2020; (ii) la reinversión de bonos con vencimiento hasta 2021 tras el fin de la flexibilización cuantitativa en diciembre de 2018.
EE.UU.: fortaleza laboral y de los mecanismos internacionales de apoyo
La sólida economía creó +201 000 empleos en agosto, aunque los dos meses anteriores se revisaron a la baja en un total de -50 000. Las ganancias fueron generalizadas en todas las industrias, incluyendo +23 000 en la construcción, un récord en tres meses, y +17 000 en los sectores recreativo y de hostelería, datos nuevamente indicativos de la predisposición de los consumidores a gastar en artículos discrecionales. La tasa de desempleo se mantuvo invariable en el 3,9%, y la medida más generalizada de desempleo, el indicador U-6, disminuyó al 7,4%, el porcentaje más bajo desde que se empezaron a llevar registros en 1994, hace más de 24 años. No obstante, lo más reseñable fueron los salarios, que pasaron del +2,7% al +2,9% interanual, la mayor aceleración en más de nueve años desde la recesión El informe refuerza la posibilidad de que la Fed dicte otras dos alzas de tipos este año. Otros dos informes también demostraron que la economía es vigorosa: el índice manufacturero ISM subió hasta los 61,3 puntos, un máximo en 14 años, liderado por un marcado aumento de +4,9 puntos hasta 65,1 en el índice de nuevas entradas de pedidos, y el índice no manufacturero ganó +2,8 puntos, hasta 58,5. Los encuestados informaron de una fuerte demanda, pero expusieron sus inquietudes acerca de los aranceles.
Mercados emergentes: ¿de vuelta a 2014?
Los mercados emergentes (ME) mostraron un deterioro en sus perspectivas de crecimiento durante los últimos meses, pero con una creciente divergencia. Nuestro PMI manufacturero agregado global de los ME disminuyó hasta los 50,7 puntos en agosto (todavía en territorio de crecimiento) desde un máximo de 52,0 registrado en diciembre de 2017. Sin embargo, nuestro subcomponente en economías desequilibradas (Brasil, Turquía, Sudáfrica y México) se deterioró más profundamente, desde un pico de 53,0 en febrero a 49,6 en agosto. La semana pasada se confirmó oficialmente una recesión en Sudáfrica, situación que planea sobre Turquía. Esta caída libre recuerda a 2014, cuando un endurecimiento de la política de la Reserva Federal, una desaceleración en China y los errores políticos alimentaron las recesiones en los principales ME (Brasil y Rusia). Ahora, tan mala combinación, en cierto modo parece materializarse de nuevo. De todos modos, al igual que sucedió en 2014, la alteración del crecimiento es más pronunciada en las principales economías de los ME que sufren desequilibrios y se mantiene bastante atenuada en otras (ME de Asia y ME de Europa). Lo próximo que se deberá controlar será el potencial de nuevas conmociones políticas