Entrevistas

Entrevista a Carmen Escrig, coordinadora internacional de MOVE

Carmen Escrig en el THR Summit.
María Moreira | Lunes 24 de septiembre de 2018
Carmen Escrig es Doctora en Biología Celular y Genética por la Universidad Autónoma de Madrid, ha desarrollado su labor investigadora en el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), en el College of Veterinary Mecidine de la Universidad de Maryland y en la Universidad Autónoma de Madrid, participando en varios proyectos de investigación en virología y microbiología molecular, centrando su investigación principal en la patogenicidad del virus de la gripe.

Como activista pro-vape es asesora científica de distintas asociaciones relacionadas con el eCig, asistido a varios simposios y congresos como el ICO-WHO Symposia on Tobacco Control o el e-Cigarette SUMMIT celebrado en la Royal Society de Londres y colaborado como ponente en el Global Forum on Nicotine celebrado en Varsovia durante los cuatro últimos años. Actualmente es asesora científica y/o miembro fundador de la Plataforma EFVI España (Iniciativa Europea por el Vapeo Libre) y de las asociaciones ANESVAP (Asociación Nacional Española de usuarios de Vaporizadores Personales) y UPEV (Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo). En esta entrevista nos ilustra sobre cómo el cigarrillo electrónico ayuda a reducir los daños cuasados por el tabaco tradicional.

El pasado día 19 se celebró en Barcelona el primer congreso científico sobre reducción de daños por tabaquismo: ¿cuáles fueron las conclusiones del mismo?

En España llevamos mucho tiempo luchando por generar un espacio de debate sobre las dos grandes caras de la prevención del tabaquismo: el control del tabaco y la reducción de daños. Por ello, desde la Organización de Médicos en Apoyo del Vapeo (MOVE) y la Asociación Española de Usuarios de Vaporizadores Personales (ANESVAP) decidimos tomar la iniciativa para celebrar el Tobacco Harm Reduction Summit, un espacio de difusión sobre la reducción de daños que permitiera conocer las evidencias científicas y médicas respecto a los productos de riesgo reducido como los cigarrillos electrónicos.

A pesar de que las autoridades sanitarias de control del tabaco no han querido participar en esta primera edición, el Summit ha tenido una magnífica acogida entre expertos y personalidades médicas, científicas y políticas. Así, hemos conseguido mostrar la realidad científica sobre la reducción de daños, una forma de combatir el tabaquismo que está demostrando su eficacia en países como Reino Unido o Estados Unidos, mientras que en España seguía siendo ignorada.

Este Congreso ha marcado un antes y un después en la lucha contra el tabaquismo y ha mostrado a los fumadores que existen nuevas alternativas, como el cigarrillo electrónico, para superar su adicción. Esperamos y deseamos que, en próximas ediciones, las autoridades de control del tabaco decidan sumarse para avanzar, todos juntos, en la lucha contra este problema de salud pública.

¿Lo peor que tiene el tabaco es la nicotina?

En absoluto. De hecho, es casi el menor de los problemas, a pesar de que la falsa creencia en torno a su toxicidad es una de las más extendidas. Precisamente por ello, el profesor Bernd Mayer, catedrático de farmacología y toxicología en el Instituto de Ciencias Farmacéuticas de Graz, dedicó en el Summit una ponencia a desmentir los mitos respecto a la nicotina.

Efectivamente, se trata de una sustancia que presenta un alto poder adictivo, pero no es cancerígena ni es letal, y menos en las cantidades en las que está presente en los cigarrillos electrónicos. Lo peor que tiene el tabaco son las más de 7.000 sustancias altamente tóxicas generadas por la combustión y los más de 70 carcinógenos declarados que se encuentran en el humo del cigarrillo.

¿Sirven de verdad los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar?

No solo es que sirvan para dejar de fumar, sino que países como Reino Unido o Estados Unidos los incluyen ya en sus planes como herramientas para combatir el tabaquismo. Sin embargo, algunos detractores piden la realización de ensayos controlados aleatorios, que son los propios que se practicarían si fuera un medicamento. Si conocieran el producto sabrían que es imposible realizar ensayos controlados aleatorios sobre un producto de consumo con miles de variantes y formas de uso dinámico.

El cigarrillo electrónico no es un medicamento, sino una alternativa al tabaco. Los estudios poblacionales de Reino Unido y los datos del Eurobarómetro certifican que millones de personas han dejado de fumar con el cigarrillo electrónico, mientras las tasas de tabaquismo siguen cayendo en los países que los incorporan dentro de sus estrategias contra el tabaco.

Por favor, hábleme de las evidencias científicas a favor de los cigarrillos electrónicos

La evidencia principal y la más aceptada es la estimación sobre el perfil de toxicidad dado por el Ministerio de Sanidad y el Real Colegio de Médicos de Reino Unido: el cigarrillo electrónico es un 95% menos perjudicial que el tabaco en términos de toxicidad.

Otro aspecto que interesa sería la clara inexistencia del vapeador pasivo en base a estudios como los del Profesor Burstyn o el Profesor Joan Grimalt, del CSIC, así como los de los profesores Ángel González, de la Universidad Complutense de Madrid, y Miguel de la Guardia, de la Universidad de Valencia. Ambos presentaron sus últimos resultados en el Summit, certificando que el vapor de los cigarrillos electrónicos no afecta a terceras personas.

Importantes también son las evidencias sobre reversión del daño, que nos muestran cómo la salud de los fumadores va mejorando a largo plazo al pasar del tabaco al vapeo. En esta línea, es especialmente interesante el estudio que presentó el Profesor Riccardo Polosa en el Summit sobre el uso de cigarrillos electrónicos en pacientes con EPOC. Según dicho estudio, al cambiar total o parcialmente el tabaco por los e-cigs, los pacientes mostraron un estado de salud general y una actividad física mejorados, y se redujo el número de infecciones respiratorias y exacerbaciones de la EPOC. Esto es muy importante ya que, además, al cambiar el tabaco por el vapeo, la tasa de recaída disminuyó considerablemente.

En su opinión, ¿está bien regulado el uso de los cigarrillos electrónicos?

En Europa, los cigarrillos electrónicos quedan regulados por la Directiva Europea de Productos del Tabaco. Esta regulación tiene un punto muy positivo al establecer estrictos controles de calidad y seguridad de los productos, pero algunos gobiernos tienden a equiparar en todo término las legislaciones para el cigarrillo electrónico y el tabaco convencional.

A mi entender, los productos de reducción de daños deben ser promocionados entre los adultos fumadores en vistas a salvar la mayor cantidad de vidas posibles, tal y como se está haciendo en Reino Unido. La regulación idónea, además de los estrictos controles de calidad y seguridad, debe certificar un control que evite el acceso de los menores al producto, pero al mismo tiempo debe ayudar aque la población fumadora tenga visibilidad de los productos de reducción de daños, porque pueden salvarles la vida.

¿Le gustaría añadir algo más?

El cigarrillo electrónico es una tecnología disruptiva que nos está llevando a un cambio de paradigma en la salud pública con el potencial de acabar con la muerte de siete millones de personas anualmente. El motor de este cambio son los propios usuarios, que, mediante iniciativas como el Tobacco Harm Reduction Summit, quieren hacer ver a las autoridades públicas que la reducción de daños es un derecho humano que, además, está amparado por la OMS. Si algunas autoridades siguen dando la espalda a las evidencias científicas y no escuchan a aquellos a los que quieren proteger, estaremos perdiendo la batalla con el tabaco. Por esta razón, es muy importante que venzan sus alarmismos infundados y participen en el debate sobre la reducción de daños.

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