Tal como apunta José Antonio Iglesias, Vicepresidente de Edad&Vida y Subdirector General de Negocio de VidaCaixa: “España es uno de los países más longevos del mundo. Los avances de la ciencia, el estilo de vida saludable y la dieta equilibrada son el signo de las sociedades más avanzadas y el conjunto de factores que nos permite vivir más y con más calidad de vida. Sin embargo, implica que las personas mayores van a necesitar cada vez una mayor cantidad de recursos económicos, de la que hoy en día no somos muy conscientes”.
En palabras de Montse Guillén, catedrática del Departamento de Econometría, Estadística y Economía Española y directora del Riskcenter de la Universidad de Barcelona (UB): “Vivir más de lo esperado o entrar en situación de dependencia puede llegar a tener un impacto muy relevante en la economía de los pensionistas”.
Ante esta situación, los expertos recomiendan elaborar un mapa de riesgos personalizado que permita tener una visión global y entender la importancia de gestionar adecuadamente el ahorro a lo largo del tiempo.
El trabajo, elaborado por el Riskcenter de la UB, ha sido galardonado con el XIII Premio Edad&Vida Higinio Raventós.
MITIGAR EL IMPACTO DE LA LONGEVIDAD Y EL RIESGO DE LIQUIDEZ
El estudio constata la función de las rentas vitalicias para mitigar el riesgo de longevidad que se produce al entrar en la etapa de jubilación, ya que garantizan una renta mientras el cliente viva, sin que implique necesariamente renunciar a la disponibilidad de su dinero.
Según el análisis del Riskcenter, al tratarse de un producto pensado a largo plazo, puede aportar rentabilidades garantizadas superiores a las que se ofrecen en otros productos que invierten a más corto plazo. Además, “proporciona tranquilidad y estabilidad financiera a sus titulares, que pueden ser una o dos personas”.
Existen diferentes tipos de rentas vitalicias que proporcionan flexibilidad y adaptación a las necesidades de sus titulares, más allá de conseguir una renta de por vida, como pueden ser el deseo de legado o herencia, o la posibilidad de rescatar el producto, a pesar de ser vitalicio, en caso de necesidad.
El estudio concluye que los poderes públicos tienen el reto de facilitar el desarrollo de un mercado eficiente para las rentas vitalicias a través, por ejemplo, de incentivación fiscal, emisión e incentivación de activos financieros a muy largo plazo, además de facilitar la puesta en marcha de mercados de cobertura de riesgos de longevidad.
PLANIFICAR LA JUBILACIÓN REDUCE LOS RIESGOS
Los ingresos durante la jubilación provienen de la pensión pública de jubilación y del ahorro que se haya podido acumular durante la vida activa. Por ello, en primer lugar es importante disponer de información clara y precisa sobre la cuantía de la pensión.
En segundo lugar, y para establecer la cantidad de ahorro que será necesaria para complementar la pensión, el estudio recomienda que las necesidades económicas se planteen desde una perspectiva global, es decir, teniendo en cuenta que los ingresos permitan garantizar una renta mínima para vivir, asegurar posibles contingencias de salud y dependencia, disponer de un ahorro mínimo para contingencias no previstas, y utilizar el resto del ahorro para alcanzar un nivel deseado de vida y para dejar herencia en caso de que así se desee.
EL PAPEL DE LOS GOBIERNOS: INFORMACIÓN E INCENTIVACIÓN
El estudio recuerda que el papel de los gobiernos es decisivo a la hora de facilitar una información fiable y accesible que permita a las personas optimizar la toma de decisiones sobre el ahorro que necesitarán. Para ello es importante también poner a disposición de los ciudadanos información sobre el funcionamiento del sistema público, los riesgos a los que se enfrenta y los ajustes a los que puede estar sometido.
Así mismo, el informe propone la colaboración entre la Administración y el sector financiero y asegurador para diseñar productos que garanticen el cobro de pensiones suficientes y sostenibles en el tiempo. Todas las soluciones deberían contar con una regulación y un desarrollo normativo suficiente para mitigar los riesgos que pueden surgir, para dotarlas de estabilidad y para garantizar el cobro de prestaciones justas.
ORIENTACIÓN FINANCIERA
Por su parte, las empresas del sector financiero y asegurador no solo deben enfrentarse al reto de diseñar productos que se adapten a las características y necesidades de las personas, sino que además deben ser capaces de orientarlas para que puedan elegir entre aquellas opciones que mejor se ajusten a sus preferencias.
En este sentido, se aconseja la utilización de ejemplos sencillos para analizar diferencias entre productos, la elaboración de árboles de decisión en función de las características y necesidades de cada persona, o la creación de guías de buenas prácticas en asesoramiento financiero.