Miércoles 30 de marzo de 2016
“En 2030 el país colombiano contará con una sociedad pacífica, próspera, influyente y sostenible, con fortalezas políticas, sociales, económicas e institucionales”.
El Club Diálogos para la Democracia y su presidente, Antonio Gavilanes Dumont, han organizado esta mañana, con el patrocinio de Sacyr, un Desayuno Informativo sobre Colombia, mirando al futuro, con la participación del Embajador de Colombia en España, D. Alberto Furmanski Goldstein. En el acto, celebrado en el Hotel Eurostars Madrid Tower, también ha intervenido D. Manuel Manrique Cecilia, Presidente y Consejero Delegado de Sacyr.
Ante un auditorio de casi 240 personas y la representación de más de 15 países, el Embajador Alberto Furmanski ha destacado que “Colombia se encuentra en un proceso de transición y con la necesidad de romper con su pasado inmediato”. En los próximos 15 años, “el país colombiano contará con una sociedad pacífica, próspera, influyente y sostenible, con fortalezas políticas, sociales, económicas e institucionales”.
Para poder llegar a esa “Colombia deseable pero también posible”, el Embajador ha compartido algunas de las claves para el futuro. “El elemento central de la evolución colombiana pasa por construir una cultura de y para la paz, a través de una reconciliación entre los colombianos donde la justicia y el Estado de Derecho deben reinar”. En este sentido, ha afirmado que “las FARC desaparecerán con la firma del acuerdo de paz y será posible romper el vínculo entre política y armas”.
El objetivo de la economía del país es “modernizarse y ser más competitiva e innovadora, con menor dependencia de materias primas y productos básicos, sustentada en las exportaciones”, ha destacado el Embajador. Este crecimiento económico ha ido acompañado de una serie de programas sociales destinados a reducir la pobreza. “Más de 8 millones de colombianos han mejorado sus condiciones de vida, y por primera vez hay más clase media que pobre, representando un 68% del total de la población”.
Otro pilar imprescindible para el desarrollo del país lo constituye la educación, “un apoyo indiscutible para la construcción de una paz constante y duradera; por primera vez los recursos destinados a este ámbito superan a los asignados a defensa, con 1.200 millones de euros de inversión”. Por su parte, el sistema colombiano de salud “ha sido reconocido como uno de los mejores de América Latina”, sin embargo “hay que buscar una cobertura total con accesos sin restricciones a los servicios y medicamentos en todo el país”, ha asegurado Furmanski.
Por último, ha querido mencionar el programa de “Crecimiento Verde”, como objetivo de desarrollo sostenido y lucha contra el cambio climático, al que “Colombia es muy vulnerable”. Además, se han puesto en marcha una serie de planes de desarrollo para les regiones más afectadas por el conflicto armado durante el último medio siglo.
Por su parte, Manuel Manrique Cecilia, Presidente y Consejero Delegado de Sacyr, ha destacado que “Colombia se ha convertido para la empresa privada en una oportunidad para la inversión y crecimiento”, por eso “Sacyr está presente a través de uno de los pilares del crecimiento de ese país: la infraestructura vial”. “Nuestra experiencia y conocimiento del sector nos permitirán aportar nuestro granito de arena al desarrollo nacional”, ha añadido.
Sacyr ha llegado a Colombia porque “cuenta con un marco jurídico que da una total confianza porque las inversiones están protegidas por la institucionalidad”. Para aprovechar las “enormes posibilidades de crecimiento que ofrece”, Manrique ha lanzado algunas propuestas de mejora para el futuro.
La primera de ellas es la necesidad de un seguro de cambio para los contratos de concesión, que al ser de un plazo muy amplio pueden verse desequilibrados por las fluctuaciones de la moneda. En otros países como Chile este mecanismo ha sido un puntal básico para la consolidación de la inversión privada; la segunda es la potenciación del Fondo de Desarrollo Nacional, entidad pública dependiente del Ministerio de Hacienda, que tiene capacidad suficiente para dar confort al sistema financiero privado.
Y por último, desarrollar una legislación fiscal que asegure el cobro a los concesionarios (u obligación de pagar a los usuarios), lo que permitiría abrir la posibilidad de nuevas infraestructuras, por ejemplo autopistas de circunvalación en Bogotá y otras grandes ciudades que redujeran la congestión y la contaminación, y además ampliar el sistema concesional de las autopistas a otras infraestructuras sociales, como los hospitales, para acelerar su desarrollo.
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