Internacional

Turquía, duro aterrizaje en 2019

Domingo 28 de octubre de 2018
El país cerrará 2018 con un crecimiento del 3,3% que pasará a ser de 0,4% en 2019.

SOLUNION, la compañía experta en seguros de crédito y de caución y en servicios de gestión del crédito comercial, analiza la situación económica actual y las perspectivas de Turquía a partir del informe “Turkey: Hard landing on the horizon, elaborado por su accionista Euler Hermes.

A pesar de la subida de tipos llevada a cabo recientemente, la situación del país euroasiático no mejorará en el corto plazo. La lira cerrará el año con una depreciación del 40% frente al dólar y se espera que el próximo año pierda otro 37%. En este contexto, el escenario más probable es de al menos tres trimestres de contracción de la economía entre la última mitad de 2018 y la primera de 2019.

El crecimiento se situará en 0,4% en 2019, después del 3,3% previsto para 2018. La inflación, por su parte, debería ubicarse alrededor del 20% durante los próximos meses, antes de empezar a disminuir. De esta forma, el incremento de los precios cerrará el año en torno al 16%, mientras que las perspectivas para 2019 son del 18%. El menor crecimiento y la debilidad de la moneda provocarán un mayor déficit fiscal (más del 3% del PIB este año y el próximo, según las previsiones del informe), y un aumento de la deuda pública y externa en relación con el PIB.

Las exportaciones españolas a Turquía suponen el 2,07% (2017) del total anual, cerca de 5.730 millones de euros, según datos del ICEX. En el actual contexto de inestabilidad, en el que conviven riesgo político y volatilidad del mercado, aquellas compañías relacionadas con el sector de consumo y las dependientes del tipo de cambio, podrían verse especialmente afectadas.

“A la vista de los indicadores, la situación podría mejorar más adelante y es posible un aterrizaje suave si se toman las medidas adecuadas”, comenta Enrique Cuadra, Director Corporativo de Riesgos, Información y Siniestros de SOLUNION. “Sin embargo en el corto plazo, la previsión continúa siendo de empeoramiento en términos de inflación creciente, crisis de crédito y mayor ralentización”.

Termina un año 2018 muy duro para Turquía

El pasado mes de mayo, Turquía hizo frente a una primera gran tormenta con la huida de los inversores de la lira turca, que perdió un 10% de su valor frente al dólar. Esto fue debido a una serie de datos negativos que hicieron aumentar la preocupación en torno a la independencia del Banco Central, especialmente en lo relativo a la política monetaria.

En agosto de 2018, la crisis monetaria se convirtió en una verdadera crisis de balanza de pagos. Los mercados perdieron completamente la confianza después de que el Banco Central no subiera los tipos de interés el mes anterior, a pesar de la creciente inflación y de que la tensión con EE.UU. aumentara hasta culminar en la imposición de sanciones por parte de Washington. La lira perdió un 14% frente al dólar en un día y se desplomó un 24% durante ese mes.

El 13 de septiembre, la máxima institución financiera del país elevó finalmente los tipos. Lo hizo en 625 puntos, pasando de 17,75% a 24%. Unos días antes había dudas de que este movimiento se fuera a producir, ya que el presidente Erdogan llevaba tiempo difundiendo su punto de vista heterodoxo sobre la relación entre tipos de interés e inflación.

Medidas para recuperar la confianza

El pasado 20 de septiembre, se dio a conocer el nuevo programa económico del Gobierno turco (New Economy Plan) para el periodo 2019-2021, que contiene medidas en la dirección adecuada para equilibrar la economía. Además de prever una “fuerte disciplina fiscal”, marca objetivos de déficits del 2% del PIB para los próximos tres años.

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