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Cinco motivos por los que a tu organismo no le conviene el estrés

Domingo 13 de enero de 2019
No todos los efectos del estrés recaen sobre el estado emocional o de ánimo, pudiendo caer en depresión. id:40599

Decaimiento, irritabilidad, cambio de carácter…son algunos de los cambios asociados al estado de ánimo que produce el estrés, pero existe una realidad más peligrosa y son aquellos síntomas que afectan al estado fisiológico de una persona sometida a un continuo estado de estrés y ansiedad.

Los centros Nascia, especializados en el tratamiento para el estrés, han establecido una lista con los cinco motivos por los que el organismo puede verse afectado por episodios más o menos duraderos de estrés.

Uno de los órganos que puede verse afectado es el corazón. Las alteraciones y patologías cardíacas que el estrés puede causar son diversas como por ejemplo las taquicardias o la hipertensión.

No sólo el corazón sufre sus efectos. El estrés también afecta al aparato digestivo y puede provocar trastornos estomacales dispares. Favorece la aparición de patologías como colon irritable, estreñimiento, dispepsias, reflujo, ardor de estómago, etc. También puede ocurrir que existan procesos infecciosos a nivel digestivo puesto que el estrés influye de forma negativa en el sistema inmunitario del organismo.

La tensión muscular que produce el estrés se centra en la mandíbula, músculos que rodean ojos y boca, los del cuello y los de la espalda. La falta de movimiento contribuye a empeorar este estado general. Al experimentar emociones negativas por estrés tendemos a tensar los músculos temporomandibulares y faciales. Se preparan como un efecto de reacción ante la amenaza y desaparecen cuando la situación que produce el estrés desaparece.

La piel es otra de las zonas vulnerables al estrés en nuestro cuerpo. Un exceso de estrés puede provocar acné o eccemas. Algunos sarpullidos que provocan picazón o psoriasis pueden estar relacionados con ello también. A pesar del componente genético de ojeras y bolsas, el estrés acentúa este problema. Y, cómo no, el envejecimiento prematuro de la piel se hace más patente.

Finalmente Nascia habla del cabello como un punto también importante sobre el que actúa el estrés. Un nivel alto de estrés altera los ciclos de vida natural del pelo en el cuerpo. Pueden aparecer pequeñas calvas en determinadas zonas de la cabeza como consecuencia del estrés, fruto de que el organismo no produce la cantidad de sustancias necesarias que contribuyen al crecimiento del cabello.

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