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Las plagas, una constante en proyectos de reformas de casas y edificios, según Rentokil Initial

Martes 19 de febrero de 2019
El sector de eliminación de plagas ha estado ligado íntimamente a la arquitectura en los últimos años. id:42069

La llegada de la crisis originó una mayor demanda en la rehabilitación de edificios y los problemas de plagas se han convertido en un factor a tener en cuenta en muchos de los trabajos de reformas de edificios debido a la edad de los mismos y, en ocasiones, al estado de descuido.

Rentokil Initial, multinacional líder en el sector del control de plagas, colabora con arquitectos y empresas de rehabilitación en proyectos en los que se hace necesaria su intervención para acabar con los problemas de plagas detectados. “En la mayoría de las ocasiones en las que hay que acometer una obra profunda de rehabilitación, nos encontramos con problemas de plagas, fundamentalmente de xilófagos (carcomas y termitas) y hongos de pudrición que afectan a distintos elementos estructurales de madera” apunta Jacinto Díez, Director de Comunicación de Rentokil.

El arquitecto Sergio Rojo es uno de los profesionales que se enfrenta en su día a día a los retos que las plagas plantean en reformas de pisos y edificios. Este logroñés, licenciado por la ETSA de Valladolid, que ha vivido y trabajado en Toulouse y Madrid, volvió en 2005 a su ciudad natal. Allí , junto con el equipo de su estudio, acaba de finalizar una reforma en la calle Marqués de Vallejo en la que se detectó un problema de plagas que solucionó de la mano de Rentokil Initial.

Rojo opina que “la experiencia en la intervención de trabajos de este tipo es algo que ayuda a realizar un diagnóstico del estado global de la estructura y a tomar mejores decisiones. Pero para poder recuperar estas estructuras se necesitan datos empíricos. En particular, es fundamental saber exactamente cuál es la perdida de sección en cada elemento que provocan las carcomas y algo especialmente delicado es saber si hay elementos con ataque de plaga en el duramen. Esto es crítico ya que este ataque no se detecta a simple vista”.

A esto añade que “para la obtención de todos estos datos, que son imprescindibles, he contado siempre con Rentokil Initial, que es una empresa con una amplia experiencia en este campo. Están certificados por el sello CIDEMCO, y elaboran informes sobre la identificación de los agentes que causan los daños, detectan la reducción de la sección útil de la estructura y te acompañan durante el diseño de los métodos de tratamiento. Así mismo, clasifican cada elemento estructural, ya sea pilar, durmiente, jácena o vigueta, identificando aquellos que no son recuperables”.

La obra de Rojo responde al reto de contribuir a la densificación del centro histórico de Logroño.

En este caso concreto hubo que recuperar una estructura de madera centenaria buscando hacerla portante con los requerimientos de la normativa actual. Según declaraciones de Rojo “la mayor parte de las patologías en la estructura de madera se detectaron a simple vista. En general, la primera crujía, la más cercana a la fachada, es la que ha tiene mejores condiciones de ventilación y soleamiento, y siempre es la que está más seca. En esta zona es habitual encontrarse con anóbidos, que no necesitan humedad para su desarrollo. Estas carcomas provocan una reducción de la sección útil del elemento estructural. Las crujías interiores, sin embargo, son las que han alojado tradicionalmente las zonas húmedas y es allí donde los hongos xilófagos producen más daño. La experiencia es un grado y puede ayudarte a la valoración general del estado de la estructura en una primera inspección visual detallada”.

Tras la detección del problema y la valoración de Rentokil Initial se llevó a cabo un tratamiento contra carcoma y hongos xilófagos en el que en primer lugar se limpió toda la estructura con azuela. Este procedimiento, si la obra en particular es factible y se puede, es mejor realizarlo con chorro de arena, ya que de esta forma el tratamiento superficial es más homogéneo y satinado. Después y conforme a la clase de uso asignada, se dictaminó que el nivel de protección a aplicar debía ser total para llegar así a la albura. Se colocaron válvulas al tresbolillo a una distancia aproximada de 30 cm en todo el maderamen. A través de esas válvulas se garantiza la penetración total del producto fungicida en toda la sección mediante inyección a presión a través de las válvulas. Posteriormente se pulverizan las superficies accesibles de las piezas con producto protector para terminar con la aplicación final del lásur a poro abierto.

En esta zona y tipo de proyectos se suelen encontrar estructuras de madera centenaria que según Sergio Rojo pueden suscitar la prescripción de un derribo masivo de la madera centenaria, pero que estableciendo un buen método y respetándolo durante la fase de ejecución, llevarían a la salvación de la madera original que puede aportar prestaciones inesperadas y resultados comparables al de estructuras nuevas.

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