El Ministerio de Defensa español adquirió a finales de 2015 a General Atomics dos estaciones terrenas de control y cuatro aeronaves, por un importe de 158 millones de euros. Los dos primeros aparatos y las dos estaciones de control se recepcionarán a partir del próximo verano, una tercera unidad llegará a finales de 2019, y la cuarta y última en 2020. Los denominados MQ-9 Predator fueron elegidos por el Ministerio de Defensa español porque ya operan en otros países de la OTAN, como Reino Unido, Francia, Italia y Holanda, lo que hará más sencillo entrenar a sus pilotos y compartir equipamiento en misiones internacionales, en caso necesario.
Estos sistemas aéreos tripulados remotamente o RPAS (por su acrónimo en inglés), denominados genéricamente drones o UAV (Unmmanned Air Vehicles), comenzarán a operar en la base aérea de Talavera la Real (Badajoz). A diferencia de los numerosos RPAS tácticos con los que el Ministerio de Defensa cuenta en la actualidad, estos cuatro nuevos vehículos son los primeros de tipo estratégico. El MQ-9 Predator B apoyará misiones permanentes en territorio nacional, como el seguimiento estratégico en las áreas de interés de inteligencia, vigilancia y seguridad marítima o defensa, y operaciones aéreas, crisis humanitarias, vigilancia y control de fronteras, prevención de incendios, lucha contra el terrorismo y el crimen organizado, etc.
Los drones MQ-9 Predator B tienen unas dimensiones de 20 metros de ala a ala y 11 metros de largo, pueden alcanzar una velocidad de hasta 444 km/h, su techo de vuelo es de 15 kms y tienen la capacidad de operar 24 horas al día, siete días a la semana, sin ser advertidos desde tierra, transmitiendo la información en tiempo real.
El MQ-9 Predator B no cuenta con armamento de ataque al suelo. Estas capacidades se cubrirán con el sistema Euromale, proyecto europeo de avión tripulado remotamente de largo alcance, del que forman parte Alemania, Italia, Francia y España.
Cómo se opera desde tierra la información procedente de los aviones no tripulados
Ricardo Sáenz Amandi, Defence & Security Programmes Director en GMV, ha explicado sobre el funcionamiento de los drones MQ-9 Predator B, que para operar un sistema aéreo no tripulado se requiere de una determinada infraestructura: estaciones de control en tierra o GCS (“Ground Control Station”), conjuntos electroópticos, radares, sistemas de identificación, equipos de información y de comunicaciones satélites, sistemas de deshielo y de evitación de colisión en vuelo, así como profesionales especializados en Inteligencia y análisis de imágenes. En la GCS hay dos puestos que tienen control directo sobre la aeronave: el piloto y el operador de sensores.
GMV ha desarrollado para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) del Ministerio de Defensa Español, los sistemas del segmento de tierra encargados de la captura, almacenamiento y diseminación de la información procedente de aviones no tripulados utilizados en misiones de vigilancia e inteligencia.
Estos sistemas conocidos como CSDs (Coalition Shared Database) reciben la información de imágenes, video en tiempo real, así como trazas radar y trazas GMTI, y permiten distribuir esta información en tiempo real a los centros de vigilancia e inteligencia de las Fuerzas Armadas. La solución desarrollada por GMV, denominada CSD-SIERRA, está en servicio con el Ministerio de Defensa Español y con centros de inteligencia de la OTAN.
Los sistemas CSD-SIERRA cumplen todos los estándares de interoperabilidad de la OTAN, y han sido validados en varios ejercicios multinacionales con aviones no tripulados de diferentes fabricantes, incluyendo los de mayor capacidad como el Global Hawk.
De cara a la llegada a España de los primeros aviones no tripulados MQ-9 Predator B, GMV ya ha desplegado parte de la red de sistemas CSD-SIERRA, lo que permitirá que la información proporcionada por estos aviones pueda ser explotada por los centros de inteligencia de las Fuerzas Armadas, y distribuida en tiempo real a otros organismos en apoyo de operaciones de vigilancia y seguridad.