Veinte años no es nada dice el famosos Tango de Gardel, pero veinte años de evolución técnica es mucho y en este Panda Raid se dan la mano en la que es ya la aventura de este siglo que se realiza sobre los imperecederos Fiat Panda de tracción sencilla o tracción total matriculados antes de 2003. Los veteranos Fiat Panda son objeto de deseo para los usuarios más aventureros en el desierto de Marruecos. El motivo es sencillo: la robustez, ligereza y capacidad de tracción de estos coches los hacen perfectos para desenvolverse en un entorno tan hostil. La clave es no pararse nunca, ni en la traicionera arena de las dunas del desierto, ni ante los temibles y ondulados pasos de los ríos secos, los famosos oueds que rompen y erosionan cada rincón de Marruecos.
Fiat tiene, entre sus éxitos, el de ser el fabricante generalista más experto y que mejores coches ha dado al mercado mundial en el apartado de los vehículos más pequeños o urbanos. Premiados una y cien veces con todos los galardones posibles, los pequeños Fiat combinan la belleza y elegancia del famoso diseño y buen gusto italiano, con la fiabilidad y robustez de un coche pensado sencillamente para todo tipo de uso... y de usuarios, incluidos los más arriesgados aventureros. La tecnología de antaño se da cita con la tecnología de vanguardia de Fiat en el desarrollo de sus pequeños coches. Este encuentro lo asume con solvencia una unidad del Fiat Panda Cross en su variante de motor bicilíndrico de 0,9 litros con 90 CV y tecnología TwinAir. Se completa con una ágil caja de cambios manual de seis relaciones y un eficaz sistema de tracción total con bloqueo electrónico de diferencial central y con control electrónico de velocidad para el descenso de pendientes.
Bien dotado, pero pensado originalmente solo para la excursión o la travesía, el pequeño, moderno y atractivo Fiat Panda Cross se inscribió en el Panda Raid 2019 para afrontar el mismo reto que sus aguerridos ancestros, todos ellos curtidos en una y mil batallas, bien dotados con protectores y defensas de todo tipo frente a una preparación del todo inexistente por parte del Fiat Panda Cross, porque este se presentó en la salida tal y como sale de fábrica, con unas pegatinas a modo de declaración de intenciones y todo el confort, equipamiento y la conectividad que nunca habrían soñado sus antepasados.
Tras seis etapas casi sin parar, sin descanso, en formato de intensas jornadas vividas de amanecer a anochecer, el Fiat Panda Cross concluyó el reto con un sobresaliente alto, un doctorado en rallyes todo terreno tan solo perjudicado por una gran capa de arena y polvo, nada que no se solucione con un reponedor baño que sin duda tiene bien merecido. La aventura le obligó a soportar el frio casi gélido de las montañas del Atlas, al calor más extremo del abrasador sol del desierto, y con todo ello el Fiat Panda Cross completó algo más de tres mil kilómetros sin mostrar ni el más mínimo achaque. En ese recorrido recibió centenares de miles de pedradas en sus bajos y tan solo hay una muesca en el cubrecárter. Una mínima herida de guerra que, todo sea dicho, incluso le favorece.
Centenares de kilos de arena fueron desplazados a un lado y otro para poder evolucionar por las dunas con una destreza que dio mucha y sana envidia al grueso de la caravana. Más de setecientos participantes entre pilotos y copilotos no daban crédito al ver pasar el pequeño Fiat Panda Cross sin inmutarse por donde ellos habían estado cavando y paleando arena, poniendo planchas y agitando coches para poder continuar. Eso sí, el moderno Fiat Panda Cross, solidario como el que más, despreocupado por los controles horarios o de paso, porque su juventud le impedía competir, siempre se detuvo para ayudar, como haría un buen hijo con su padre, porque un cariñoso empujón del moderno Fiat Panda libró a más de uno de pasar horas bajo el abrasador sol de desierto.
El obligado trago de agua tras el trabajo realizado bajo un sol de justicia, acompañado siempre de una sincera sonrisa, un apretón de manos y un abrazo, casi siempre continuaba con una expresión de duda y sorpresa... ¿Pero de verdad el Fiat Panda Cross está haciendo el mismo recorrido que el resto de los Panda? El mismo. Incluso un poco más, porque ha remolcado, empujado, rescatado, transportado piezas e incluso agua para muchos compañeros de expedición que han estado en apuros. Y si el Fiat Panda no puede sonreír más de lo que ya lo hace con su simpática imagen, mucho más lo hicieron los privilegiados ocupantes de su polvoriento habitáculo. Confort de marcha con un dinamismo digno del mejor SUV deportivo, una suspensión suave en asfalto que aporta aplomo y seguridad, mientras que sobre tierra responde con nobleza y se muestra dócil a la hora de colocarse para trazar de la mejor forma posible incluso esquivando piedras en los últimos metros. Sano en sus reacciones, potente con los frenos, económico en los consumos y con poca o nula tendencia a descolocarse incluso en las frenadas más fuertes, esas en las que recuerdas rápidamente que estás conduciendo un coche completamente de serie que no está pensado para saltar, volar y deslizar durante varios metros, maniobras todas ellas, que este Fiat Panda Cross ha demostrado hacer con una solvencia, resistencia y fiabilidad espectacular.