La custodia compartida en Aragón se estableció como opción preferente en la legislación aragonesa desde 2010. Esta iniciativa fue copiada por otras comunidades autónomas. Pero lo cierto es que solo se ha aplicado en el 40% de los casos.
Es lo que pasa cuando se confunde lo ideal, lo que nos gustaría que fuese, con lo real. Por supuesto que en un divorcio ideal los hijos deberían pasar el mismo tiempo con cada progenitor. Pero para eso también los padres deberían tener el mismo nivel de ingresos, vivir lo más cerca posible, repartirse las tareas y los tiempos de buen grado, etc. Vaya, que a lo mejor era mejor no divorciarse.
Pero la realidad es tozuda. Se puede modificar y mejorar, es cierto, pero muy difícilmente alcanzaremos la situación ideal. Ni en la custodia de los hijos en caso de divorcio ni en nada.
Según hemos podido saber a través del Despacho Blasco Martínez, fundado en 1983 en Zaragoza y especialista en Derecho de Familia, Derecho Laboral, reclamación de deudas, redacción de contratos, mediación y arbitraje y asesoría de empresas, “la custodia compartida perseguía fomentar la corresponsabilidad de los padres en el cuidado de sus hijos, especialmente importante con la equiparación de responsabilidades laborales en el ámbito familiar. Así como el derecho de los hijos a un contacto directo y continuado con ambos cónyuges”.
Y añaden “sin embargo, en casos donde la relación entre los cónyuges no es buena, existan problemas económicos u otros inconvenientes como la distancia entre las viviendas de los progenitores, puede que la custodia compartida no sea la mejor alternativa para preservar el interés y el bienestar del menor”.
Aunque ya no sea la opción preferente que deben tener en cuenta los jueces y suponiendo que no lo vuelva a ser después de las próximas elecciones autonómicas, el asunto de la custodia compartida es más complejo de lo que pudiera parecer a primera vista. Dentro de la custodia compartida existen dos modalidades:
A primera vista parece que ambos tipos de custodia se pueden aplicar muy bien en el caso de que los progenitores se lleven bien, cosa poco usual entre divorciados.
Desde luego, la complejidad legislativa aragonesa en estas cuestiones hace necesario recurrir a los servicios de unos buenos abogados matrimonialistas en Zaragoza, con experiencia acreditada y que, para lograr el mejor acuerdo posible, sean capaces de comprender a su cliente y, también, de entender las motivaciones que mueven a la parte contraria.