Una década a la vanguardia en educación infantil, con un proyecto educativo pionero, bilingüe y propio que ha tenido una gran aceptación entre las familias y la comunidad Nemomarlin. Haciendo balance de estos 10 años de recorrido, Óscar Díaz, director de Expansión de la compañía, asegura que: “Lo más gratificante de nuestro trabajo son los mensajes de agradecimiento que recibimos por parte de los padres que están muy contentos con el cuidado y educación que se les está dando a su hijos en la escuelas. También ver la buena marcha del negocio de muchos de nuestros franquiciados, hasta el punto de que varios ya han abierto más de un centro con nosotros. Y por supuesto el reconocimiento general de que nuestro proyecto educativo está teniendo muy buena acogida entre los padres”.
Crecimiento progresivo
Desde la apertura en 2009 del primer centro franquiciado, el crecimiento inicial fue algo más lento y pausado, con una media de 2-3 escuelas al año. A partir de 2014 el ritmo se incrementó con un crecimiento de 4-5 escuelas por año, que es lo que se mantiene en la actualidad. La clave de este crecimiento es el seguimiento continuo que hacen desde la central de todas las escuelas franquiciadas.
“Les apoyamos en todo el proceso. Hemos sido siempre muy transparentes y claros en los servicios ofrecidos y en las posibilidades de negocio. A la hora de la selección del local somos muy rigurosos en la localización idónea y en el estudio de la zona, ya que eso es clave para el éxito de la escuela. Todo esto nos ha permitido contar con una ocupación media de nuestras escuelas de más del 90% lo que ha atraído, a su vez, a nuevos franquiciados”, comenta Óscar Díaz. El éxito de su modelo de negocio también se refleja en los propios franquiciados: “Ya contamos con cuatro franquiciados que han abierto más de un centro Nemomarlin y otros tres en proceso de búsqueda del segundo local para la apertura de una nueva escuela”, añade Díaz.
Consejos para abrir una franquicia
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“Buscamos personas emprendedoras que muestren sensibilidad por el mundo de la educación infantil. Que tengan confianza en un proyecto común que supone la voluntad de trabajar de forma solidaria entre las partes y la aceptación de un derecho de transparencia recíproco; y que demuestre solvencia económica para acometer el proyecto”, explica Óscar Díaz.