En los últimos meses, WhatsApp ha sido objeto de varios ciberataques. En agosto del año pasado, los investigadores de Check Point descubrieron una vulnerabilidad que permitía a los ciberdelincuentes interceptar y manipular los mensajes enviados en un grupo o conversación privada. Más recientemente, se ha dado un nuevo caso en el que el que los atacantes podían instalar software de espionaje en dispositivos Android e iOS, obteniendo así acceso total a cualquier dato almacenado en el smartphone: información personal y corporativa, contactos, direcciones de email, geolocalización, etc.
El funcionamiento de este último incidente, identificado como CVE-2019-3568, es muy simple: los ciberatacantes insertaban código malicioso para robar datos por medio de una llamada a través de la aplicación, sin que la víctima tuviera que descolgar el teléfono. Además, el software de espionaje era capaz de eliminar todos los registros de la llamada para que no dejar rastro y evitar que los usuarios sepan que su teléfono móvil ha sido hackeado. “Los últimos ataques a WhatsApp demuestran que, a pesar de sus esfuerzos, Google y Apple no pueden garantizar la seguridad total de los usuarios de sus sistemas operativos, por lo que es necesario contar con herramientas de seguridad adicionales que aporten al smartphone de un nivel de protección extra”, señala Eusebio Nieva, director técnico de Check Point para España y Portugal.
Por otra parte, desde la compañía señalan 3 sencillas claves de para prevenir este tipo de ciberamenazas:
Check Point cuenta con SandBlast Mobile, una solución contra amenazas móviles avanzadas con infraestructura On-device Network Protection. Al revisar y controlar todo el tráfico de red del dispositivo, SandBlast Mobile evita los ataques de robo de información en todas las aplicaciones, correo electrónico, SMS, iMessage y aplicaciones de mensajería instantánea. Esta solución, además, evita tanto el acceso a sitios web maliciosos como el acceso y comunicación del dispositivo con botnets, para lo cual valida el tráfico en el propio dispositivo sin enrutar los datos a través de un gateway corporativo.
“Las aplicaciones de uso diario se han convertido en un gran objetivo para los ciberdelincuentes ya que, al contar con una gran base de usuarios recurrentes que se convierten en posibles víctimas,les da un gran beneficio económico. Este tipo de ataques también ofrece a los atacantes acceso total a la información almacenada en nuestro dispositivo. Este hecho pone de manifiesto una vez más la vulnerabilidad de nuestros smartphones y la necesidad de protegerlos frente a potenciales amenazas”, concluye Nieva.