Los Tories interpretarán los resultados -recibiendo sólo el 9% del voto en las elecciones europeas, en quinto lugar- como una señal de una crisis existencial que requiere un Brexit inmediato, así como evitar a toda costa la celebración de elecciones anticipadas. Aquellos que hacen campaña por el puesto de Theresa May como el próximo Primer Ministro del Reino Unido pueden interpretar los resultados como una señal de que un Brexit sin acuerdo debe mantenerse sobre mesa.
El resultado de las elecciones europeas puede obligar a Jeremy Corbyn a definir mejor sus puntos de vista sobre una votación confirmatoria, es decir, un segundo referéndum, y a declarar con más claridad que nunca si está a favor o en contra del Brexit.
Por último, el fracaso de los partidos de extrema derecha a la hora de conseguir una victoria importante en las elecciones al Parlamento Europeo también reducirá las esperanzas del Reino Unido de que la postura negociadora de la UE en torno al Brexit se suavice cuando se conforme el próximo Parlamento Europeo y la Comisión Europea.
Por otro lado, la dimisión de la Primera Ministra Theresa May - después de una turbulenta presidencia de casi tres años - aumenta aún más la incertidumbre económica que, según nuestras estimaciones, ya le ha costado a la economía británica más del 1% del PIB en producción perdida, incluso antes de que el propio Brexit ocurra.
En abril Scope publicó su previsión de crecimiento para el Reino Unido para este año del 1% al 1,4%, mientras que las estimaciones de crecimiento para 2020 bajaron del 1,5% al 1,3%, debido a que los datos del PIB del Reino Unido del primer trimestre fueron mejores de lo previsto.
La prolongada incertidumbre y la probabilidad de que se renueven las preocupaciones de un Brexit sin acuerdo tras la dimisión de May, no sólo se extenderán, sino que acentuarán el efecto amortiguador del Brexit sobre el crecimiento de la producción en el Reino Unido, lo que provocará un retraso, si no una cancelación, de la inversión.
Continuamos sosteniendo que, a largo plazo, lo más probable es que haya un Brexit suave (nuestro escenario base) o que no haya Brexit en absoluto. El resultado de la carrera por el liderazgo tory -con Boris Johnson a la cabeza- determinará si se adopta un enfoque pragmático para ratificar una versión del actual acuerdo de salida, tal vez con algunas modificaciones, sacando al Reino Unido de la UE de forma ordenada y llevándolo a un estado de transición; o, por el contrario, si se dará un enfoque más duro, lo que, dado que la matemática parlamentaria contra una salida sin acuerdo no ha cambiado, puede incluso aumentar de forma contraintuitiva la probabilidad de que no haya Brexit.
Debido al tiempo perdido con el próximo gobierno provisional de May mientras se desarrolla la contienda por el liderazgo del Partido Conservador, la probabilidad de una tercera extensión del Artículo 50 hasta el 31 de octubre ha aumentado. Esto continuará siendo así si el próximo Primer Ministro está dispuesto a facilitar la salida del Reino Unido de la UE para el 31 de octubre, incluso a través de un enfoque posiblemente más radical en las negociaciones con la Unión Europea o de la aceleración de los preparativos de un Brexit sin acuerdo.
Cuanto más tiempo permanezca el Reino Unido en la UE a través de las extensiones del artículo 50, mayor será la probabilidad de que el Brexit se revierta. Esto se debe a que el deseo mostrado por los ciudadanos en el referéndum de 2016 se diluye con el tiempo - a medida que el referéndum de junio de 2016 se vuelve más anticuado y las encuestas de opinión más recientes muestran una mayoría a favor de “permanecer”. Como resultado, mientras el próximo Primer Ministro puede presionar para lograr una salida rápida de la UE reconociendo el riesgo de que el Brexit sea detenido, tendrá que tener cuidado de que las tácticas no provoquen las mismas condiciones - tales como negociaciones fallidas o elecciones anticipadas - que podrían paralizar el Brexit.
Nos preocupan los costes del Brexit en la economía británica, así como la eficacia del marco político del Reino Unido, mientras que la salida de la UE domina la agenda económica - esto se subraya en la perspectiva negativa de nuestra calificación de Reino Unido en “AA-”. Al mismo tiempo, el Reino Unido mantiene múltiples fortalezas crediticias que lo respaldan este nivel de rating -incluyendo el estatus de moneda reserva de la libra esterlina- que ha resistido el referéndum, un largo plazo promedio de vencimiento de la deuda de 15 años, una política monetaria independiente y el fortalecimiento de las reservas del sistema bancario.
La próxima fecha prevista para la revisión de nuestra calificación soberana del Reino Unido es el 28 de junio.